miércoles, 4 de enero de 2012

Una simulación a escala del proceso de compostaje permitirá introducir mejoras en los CTR


Los Centros de Tratamiento de Residuos emplean el compostaje para la degradación industrial de los residuos orgánicos. Aunque el proceso ha sido muy estudiado desde el punto de vista biológico y químico, no se conocen bien las variables físicas que influyen, como la compactación de la masa debido a su propio peso o al paso del aire. Por eso, la Universidad de Salamanca ha diseñado un reactor que simula este proceso industrial a menor escala con el objetivo de que los propios CTR puedan introducir mejoras a partir de las pruebas que se lleven a cabo. Cuatro reactores conforman una planta piloto destinada a hacer experimentos para mejorar la calidad del compost y ahorrar energía. A partir de esta idea ya se ha presentado una solicitud de patente.

Francisco Devesa Geanini, estudiante de la Facultad de Ciencias Químicas, es el principal desarrollador de este proyecto, dirigido por María del Carmen Márquez Moreno. "La idea nació al conocer la necesidad que hay en los CTR de una optimización del proceso de compostaje", afirma en declaraciones a DiCYT. Actualmente, las plantas están trabajando con túneles que tienen equipos sobredimensionados, por ejemplo, "los ventiladores están diseñados para trabajar por tiempos de parada y tiempos de trabajo", pero tienen que optimizar el tiempo de trabajo para obtener un mejor rendimiento energético, es decir, un menor consumo energético y económico.

Para conseguirlo, la finalidad del reactor de este proyecto es simular de la forma más real lo que ocurre dentro de los túneles. "La mayoría de las investigaciones en compostaje se han centrado más en entender el proceso a nivel biológico y a nivel químico, pero dejando de lado lo que pasa realmente en las instalaciones industriales. Con este reactor buscamos incluir también esos factores que influyen a nivel industrial, de manera que los resultados que se obtienen pueden ser directamente aplicables en las plantas industriales, generando un ahorro energético, a la vez que se reducen tiempos y se mejora la calidad del compost, que actualmente tiene difícil salida".

La innovación que aporta el proyecto se basa en los factores más físicos, como el tamaño del residuo, la altura de la columna o el peso que soporta el propio residuo, que evita la propagación del oxígeno de manera adecuada. "Este tipo de factores nunca se tuvieron en cuenta, porque nunca ha habido una planta piloto que buscara simular estos factores y que lo que se obtenga se pueda utilizar en el proceso industrial", declara Francisco Devesa.

Optimizar el tiempo de compostaje

"La idea es que con estos aparatos y un sistema automatizado que regula tiempos y toma muestras de residuos en tiempo real podemos optimizar el tiempo de compostaje para cada tipo de residuo, ya que tienen una variación estacional importante", señala. De esta forma, los investigadores podrían ofrecer a los CTR un servicio de optimización del proceso para lograr un ahorro energético. "La ventaja es que nosotros lo hacemos en reactores de 20 litros y ellos lo hacen en reactores de 2.000 toneladas. Por eso, podemos probar con diferentes condiciones y ver enseguida el comportamiento del aparato y cómo evoluciona todo, con un coste de materia muy bajo", indica.

En realidad, la planta piloto se ha diseñado con cuatro reactores, que incluyen sensores de temperatura, humedad y oxígeno para simular mediante un sistema automatizado los tiempos de entrada de aire al sistema. "Creemos que con este tipo de plantas podemos ahorrarles dinero a los CTR y pensamos que puede ser interesante a gran escala para los centros de compostaje", señala el investigador.

La ventaja de contar con esta tecnología de simulación es realizar pruebas de mejora de la eficiencia con muy poco coste. Por ejemplo, "si se plantea la posibilidad de utilizar aditivos para mejorar el funcionamiento de los túneles, nosotros podemos realizar la prueba con un coste mucho menor que hubiera que realizar una prueba a gran escala y podríamos indicar qué aditivos son mejores", comenta.

T-CUE

Por eso, ya se ha presentado una patente que incluye los detalles de todo el proyecto y se convierte así en uno de los grandes resultados que ha tenido por el momento esta edición del Programa de Prototipos Orientados al Mercado de la Universidad de Salamanca, que se enmarca dentro del Proyecto de Transferencia del Conocimiento Universidad-Empresa (T-CUE) de la Junta de Castilla y León, mediante el cual se ha financiado la idea.

Ahora el objetivo es comercializar el proyecto y las posibilidades son variadas. "Actualmente, el ahorro energético es una prioridad, así que podríamos realizar estos experimentos de forma continua para los centros. Nos hemos planteado una asesoría técnica a los CTR o la venta de la tecnología para que ellos mismos realicen sus pruebas", apunta Devesa.
Fuente: MásSalamanca.es (20/12/2011)