viernes, 20 de marzo de 2015

Día Mundial del Agua 2015

El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo desde que en fue asignado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993. En este día se pretende destacar su función vital y concienciar acerca de los problemas relacionados con el agua producidos y sufridos por la población mundial. Entre estos problemas producidos por el ser humano queremos destacar el derivado de una deficiente gestión de los residuos.



El agua subterránea proporciona del 25 al 40% del agua potable total mundial. En España, las aguas subterráneas son una de las principales fuentes de suministro. La tercera parte del agua que su usa en ciudades y la industria y la cuarta parte de la usada en agricultura en España provienen del subsuelo. Las aguas subterráneas tienen un ritmo de renovación muy lento, por lo que cualquier contaminante que llegue a ellas será muy difícil de eliminar.

Según la OMS el agua está contaminada “cuando su composición se haya modificado de modo que no reúna las condiciones necesarias para el uso, al que se le hubiera destinado en su estado natural”. Las aguas subterráneas pueden contaminarse de forma puntual, que afecta a una zona muy localizada, por culpa de los lixiviados de vertederos.



Los lixiviados proceden principalmente de la degradación de la materia orgánica, unido a otros líquidos presentes en los residuos, como líquidos en envases, y el agua de lluvia que arrastra moléculas orgánicas e inorgánicas. De color oscuro, olor fuerte y penetrante, este fluido genera un grave problema si no es tratado correctamente y se infiltra en el subsuelo contaminando las aguas subterráneas.

En la actualidad, el Real Decreto 1481/2001 del 27 de diciembre regula tanto el emplazamiento del vertedero como las medidas a tomar para evitar que los lixiviados contaminen las aguas subterráneas. Además de tener impermeabilizada la capa inferior del vertedero para evitar las filtraciones de lixiviados, estos deben de ser retirados y almacenados hasta su tratamiento final. Las aguas contaminadas y los lixiviados recogidos en el vertedero deberán ser tratados hasta que cumplan la norma adecuada requerida para su vertido.

Una mala gestión de nuestros residuos en los vertederos, como último escalón en la pirámide de gestión, no sólo pone en peligro la calidad de las aguas subterráneas, las aguas superficiales también pueden sufrir las consecuencias de una mala práctica. Residuos que no hemos tratado correctamente pueden ser arrastrados por escorrentía a cauces de ríos y de ahí a lagos, embalses o al mar. Un ejemplo de esto son los aceites domésticos que se deben depositar en los puntos limpios, los purines de las granjas o el grave problema de los plásticos.



La gestión incorrecta del aceite doméstico puede general graves problemas al abastecimiento de agua y a la vida acuática. En los puntos limpios de las ciudades existen depósitos de recogida de aceite usado pero aun hay quien lo elimina por el fregadero o mediante un envase a la bolsa de basura. De esta forma, el aceite no llega a la cadena de reciclado sino que queda libre en el medio ambiente contaminando las aguas y con un solo litro de aceite se contamina mil de agua. Al ser menos denso que el agua, el aceite crea una capa en la superficie impidiendo el intercambio de oxigeno y luz, afectando a la vida acuática, además de ser caldo de cultivo para gérmenes patógenos que afectan gravemente a la salud humana.

Por otro lado, los purines que no son gestionados correctamente, debido a su elevada carga orgánica, producen eutrofización. La eutrofización es un enriquecimiento excesivo en nutrientes de las aguas de embalses o lagos el cual produce un boom en el crecimiento de la vida vegetal. Estas plantas acuáticas o algas, colman la superficie, empezando a competir por el espacio al cual llega la luz solar hasta que se llega un punto en el cual se produce una muerte masiva. Al morir, estas plantas se depositan en el fondo generando residuos orgánicos que, al descomponerse, consumen gran parte del oxígeno disuelto.

Por último, una mala gestión particular de nuestros residuos domésticos puede contaminar con plásticos nuestras aguas. Con el paso del tiempo, el plástico que acaba en nuestras aguas se va fragmentando quedando en pequeños pedazos que pueden ser ingeridos por diversos organismos provocándoles la muerte. Debido a la vigilancia de las últimas décadas, no se ha observado un aumento de la concentración de plásticos en la superficie del mar a lo largo de las costas, pese a que se están creando más residuos de este tipo. Sin embargo, un nuevo estudio revela que fibras de plástico microscópico podrían estar ensuciando cada kilómetro cuadrado de sedimentos de aguas profundas en todo el mundo, por lo que el problema de la contaminación de las aguas por plásticos está lejos de desaparecer.




Por todo esto, es importante seguir avanzando en la correcta gestión de residuos y avanzar hasta una economía circular en la cual todos nuestros desechos vuelvan a entrar en la cadena de producción evitando problemas de contaminación de las aguas.