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viernes, 11 de mayo de 2012

Agrowaste saca el jugo a los restos vegetales


La industria agroalimentaria produce anualmente millones de toneladas de desechos para los que se debe de buscar una salida que permita reducir el impacto ambiental que provocan en el medio ambiente, así como mejorar la competitividad de las empresas. En los últimos años ha cobrado fuerza la vía de aplicar y desarrollar nuevas técnicas para sacarles un provecho y obtener un beneficio económico. 'Agrowaste' es un nuevo proyecto europeo que pretende aportar un valor añadido a los residuos y subproductos orgánicos (pieles, huesos, cáscaras, lodos de depuración,...) que se generan a diario en las empresas de productos transformados de frutas y hortalizas, a través del uso de tecnologías limpias.

Se trata de una iniciativa liderada por el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), que cuenta con la colaboración del Centro Tecnológico de la Conserva y la Alimentación (CTC) y la Agrupación de Conserveros y Empresas de Alimentación de Murcia, Alicante y Albacete (Agrupal).

El proyecto, que tiene un presupuesto de 1,7 millones de euros y ha recibido para su ejecución ayudas del programa europeo Life+, se desarrollará íntegramente en la Región de Murcia durante los próximos tres años. La elección se debe a su larga tradición en el sector de los transformados de frutas y vegetales (conservas, zumos,...), así como el potencial que tiene para llevar a cabo acciones de valorización, desarrollando productos a partir de la gran cantidad de residuos agroalimentarios que se generan. El proyecto podría aplicarse en el futuro en otras zonas con características similares a las de la Región en concentración de industria agroalimentaria.

'Agrowaste' tiene como objetivo ayudar a las empresas a tomar decisiones sobre la manera más adecuada de aprovechar y sacar el máximo rendimiento a los restos que resultan de las frutas y hortalizas procesadas. La idea es que puedan disponer antes de 2014 con una información extensa y detallada sobre las diferentes posibilidades tecnológicas que tienen para obtener la mayor rentabilidad de sus residuos, incluyendo estudios económicos y de viabilidad en consonancia con la política medioambiental de la Unión Europea.

La coordinadora del proyecto y científica titular del Cebas, Margarita Ros, señala que la primera fase consiste en la creación de una base de datos con todos los residuos y subproductos orgánicos que se crean en el proceso de transformación de vegetales, que incluirá la mayor cantidad de información «para una caracterización tanto cualitativa como cuantitativa».

Para este fin, se tendrán en cuenta aspectos como el tipo de residuo o subproducto orgánico, el proceso agroindustrial involucrado y la estacionalidad y localización por comarcas de los diferentes restos vegetales considerados. También incorporará una estimación de los volúmenes generados para cada residuo, de acuerdo con las fuentes y las condiciones técnicas en las que se producen, además de las características físicas, químicas y biológicas, y la gestión y métodos de eliminación utilizados hasta el momento, para los que se valorará el coste económico, los problemas ambientales y las dificultades técnicas.

De acuerdo a los estudios con los que trabajan los investigadores, realizados por el CTC y Agrupal, el cardo (penca, hoja y corazón), la alcachofa (brácteas y tallos) y la naranja para zumo (piel, cortezas y semillas), con un porcentaje que oscila entre el 60% y el 65% de restos del total de materia prima procesada, son los que más residuos generan.

Entre los que menos cantidades producen se encuentran los brotes de ajo (partes blancas), con un 17%, el tomate (piel, pepita y podridos), con un 15%, y las espinacas (hojas secas), con tan solo un 13%.

Otros datos que se tienen en cuenta son el volumen de agua residual y la cantidad de lodos de depuradora que generan estos productos durante su elaboración. La alcachofa se encuentra de nuevo entre las primeras, con una cifra que varía entre los 500 y los 1.600 metros cúbicos de agua residual y de dos a cuatro toneladas de lodos por cada 100 toneladas procesadas. También destaca el melocotón, que produce entre 600 y 900 metros cúbicos y entre 4 y 7 toneladas de lodo (pudiendo llegar hasta las 11), y el pimiento, entre 500 y 900 m3, puesto que, junto a la alcachofa, son los productos que más se procesan en la Región.

Aunque 'Agrowaste' está dirigido inicialmente a los productos vegetales transformados, en el futuro se puede ampliar a otros tipos de residuos.

Herramienta 'on line'

La segunda fase del proyecto consiste en poner en marcha una base de datos de las tecnologías limpias para la gestión y valorización de los residuos y subproductos orgánicos. En esta tarea se recopilarán estrategias, métodos y tecnologías limpias que existan a nivel de desarrollo científico-técnico. Para ello, se utilizará toda la información que esté al alcance de los investigadores a través del uso de meta-buscadores específicos capaces de rastrear tecnologías existentes en bases de datos de patentes mundiales, noticias, comunicados de prensa, bases específicas,...

'Agrowaste' contempla el desarrollo de una herramienta informática 'on line', un sistema de decisión inteligente (SDI), que permitirá proporcionar soluciones viables a los casos particulares. Se atenderá a variables como la tipología de los residuos, el volumen, su estacionalidad, la complementariedad con otros restos, la localización,... El sistema, una vez analizadas todas las opciones, recomendará la tecnología más adecuada para aprovechar y dar un valor añadido a los restos vegetales de acuerdo al caso concreto y específico que plantee cada empresa.

José Antonio Pascual, uno de los investigadores científicos del Cebas-CSIC que participa en el proyecto, subraya que, una vez se recopile toda la información, se realizarán demostraciones piloto a escala de las propuestas más viables «para que los empresarios puedan comprobar 'in situ' cómo se puede aprovechar los residuos». Las pruebas irán dirigidas inicialmente a tres sectores: extracción de compuestos de interés, energía y agricultura, que podrían ampliarse en el futuro.

Las frutas y vegetales contienen sustancias de gran interés en la producción alimentaria. A partir de sus restos se pueden extraer, por ejemplo, fibras, compuestos fenólicos o compuestos aromáticos, que se utilizan posteriormente para el enriquecimiento de zumos, leche, frutas en conserva... Se trata de una práctica habitual en el sector alimentario y en el cosmético.

Generar energía

El proyecto también busca mejorar los métodos para obtener energía, puesto que la digestión anaerobia (DA) de los restos y subproductos más adecuados, los que seleccione el sistema de decisión inteligente, permitirá conseguir una mayor cantidad de biogás. Además, el digestato final (subproducto resultante de la DA) se estabilizará mediante un tratamiento aerobio (compostaje) para su aprovechamiento en la agricultura, puesto que se puede utilizar como enmienda orgánica de suelo en diferentes cultivos, como sustituto parcial o total de la turba como sustrato de cultivo en semillero e incluso como biofertilizante, biopesticida o bioestimulante.

El investigador resalta que la inversión en métodos para aprovechar los residuos conlleva un importante ahorro económico. También señala que la idea del proyecto es que, según el tamaño de las empresas, se puedan compatibilizar varias tecnologías limpias en una de gran potencial, así como que varias pequeñas puedan colaborar entre sí encargándose cada una de una técnica en concreto.

«El sistema lógico de trabajo es una gestión integral de los residuos, que consistiría en que al producirse el residuo de las frutas y hortalizas procesadas, se extraen en primer lugar los compuestos de interés para la alimentación. Después, lo que queda se aprovecha para obtener biogás. Una vez que ya no produce más energía, la cantidad restante se somete a una bioestabilización aerobia para utilizarla como enmienda orgánica en el campo o sustrato de cultivo. El objetivo es alcanzar el residuo cero», explica.

Los responsables del proyecto tienen previsto realizar numerosas campañas para concienciar a las empresas agroalimentarias de la rentabilidad económica y la importancia medioambiental de la valorización de los residuos y subproductos orgánicos que generan. Para ello, difundirán los resultados alcanzados en el ámbito local a través de la asociación de conserveros y empresas de la alimentación y mediante la página web del proyecto.
Fuente: LaVerdad.es (08/05/2012)

viernes, 16 de diciembre de 2011

Eco-Regrind, un proyecto para mejorar los envases que incorporan material reciclado


Los residuos de envases, procedentes del consumo de productos agroalimentarios, suponen un 30% en peso y un 50% en volumen de los residuos urbanos generados en España. Uno de los mayores retos medioambientales en la actualidad, es la gestión y reciclado de dichos residuos.

El sector de envases para alimentos, consciente de esto, está comenzando a desarrollar envases utilizando en parte de su composición plástico reciclado. En ese sentido, actualmente se está logrando incorporar al envase, sobre todo en el sector de bebidas, alrededor del 25% de material reciclado.

ainia centro tecnológico, a través del proyecto Eco-Regrind, estudia mejorar las propiedades de los plásticos que incorporan una proporción de material reciclado, así como su proceso y tratamiento para su empleo en la fabricación de envases, logrando una mejora de los aspectos funcionales y medioambientales del envase final.

El objetivo, según apunta Esther García, miembro del departamento de tecnologías del envase de ainia, es conseguir que el envase que incorpora contenido de material reciclado, sea capaz como mínimo, de igualar en calidad y propiedades al envase fabricado empleando únicamente plástico virgen.

En el proyecto, que se ha iniciado este año, se han estudiado las propiedades de los materiales plásticos que incorporan en su contenido material reutilizado. En 2012, se validará el comportamiento del material y el envase final, comparado con el de los envases que no utilizan plástico reciclado, y nuevas aplicaciones de los mismos según las características logradas.

Asimismo, con el fin de evaluar el comportamiento medioambiental, se realizará un estudio de donde se comparará el empleo de un material que incorpora una proporción de plástico reciclado frente al empleo de un plástico tradicional.

Eco-Regrind tiene una duración de dos años y cuenta con el apoyo del IMPIVA, a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
Fuente: agronoticias.es (16/12/2011)