Suecia
podría considerarse como uno de los líderes mundiales con respecto al reciclaje
y gestión de residuos. Únicamente el 4% de los residuos generados por sus
habitantes son trasladados al vertedero ya que están realmente concienciados. La
prueba está en que estos producen hasta 12 veces menos cantidad de basura que
la media europea, pero, ¿Qué sucede con el 96% restante?
El
resto de residuos se reciclan o son incinerados de forma enormemente eficiente
ya que han transcurrido cien años desde que se instaló la primera incineradora
de residuos. Tanto el calor producido como el biogás es aprovechado para la
producción de energía eléctrica y calefacción de los hogares, tanto es así que
este método se ha convertido en la principal fuente de energía en Suecia
llegando a dejar atrás los combustibles fósiles y la energía hidráulica y
nuclear.
Al producir tan
poca cantidad de residuos Suecia necesita importar unas 800.000 toneladas de
residuos al año de los países vecinos para poder dar uso a sus incineradoras. La mayoría de los residuos proceden de Noruega, ésta
le paga a Suecia para que se lleve su exceso de basura, Suecia la quema para
producir electricidad, y las sustancias tóxicas y restos sobrantes de la
incineración son devueltos a los vertederos de Noruega. De esta manera Noruega
se deshace de sus residuos y Suecia obtiene energía para abastecer a la
población además de recibir un aporte económico.
Todo
esto puede llegar a parecer altamente contaminante para la atmósfera pero no es
así, los suecos nunca se han quejado de este método ya que las inspecciones de
protección medioambiental indican que el gas producido por las chimeneas de las
centrales es tan tóxico como el humo producido por 3 fumadores.
Las ventajas de esta gestión de residuos son muchas
para los suecos: producción de energía, eliminación de residuos, baja
contaminación y un balance positivo coste-beneficio. Pero, ¿hasta qué punto la
importación de residuos para la incineración es una opción sostenible?
En conclusión, por numerosos que sean los
beneficios económicos de este método, depender energéticamente de otros países puede
que solo sea una solución a corto plazo, por lo que debería ser una opción
transitoria mientras se busca una mejora en las alternativas más limpias como
compostaje, reutilización y reciclaje. Es decir, intentar reducir el número de
residuos reciclables que van a parar a las incineradoras y promover la
construcción de nuevas infraestructuras de reciclado que sustituyan este método
para no desperdiciar estos valiosos recursos.
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Fuentes:
Las autoras son estudiantes del Grado en Ingeniería del Medio Natural de la UPM