Mientras
cursaba el Máster en Gestión Sostenible de los Residuos de la Cátedra Ecoembes, fui consciente de que los residuos
son un problema que afecta de forma tanto global como local, un problema y una
oportunidad permanente y real. Tomé conciencia de los problemas que puede conllevar
una ausencia de gestión de los residuos y fue entonces cuando pedí la oportunidad
de colaborar en algún proyecto de cooperación que estuviera activo en temáticas
de residuos.
Tras
valorar las distintas opciones que existían me incliné por el proyecto que
lleva a cabo la Fundación IPADE en Ecuador con la AECID, me pareció
realmente interesante, práctico, real y útil: “Mejora de la gestión integral
de residuos mediante la creación de empresas modelo mancomunadas y la formación
de técnicos especializados municipales”.
Sin duda
la lección más grande que he aprendido durante este proyecto es a ser aún
más autosuficiente e independiente a nivel profesional y personal. Profesionalmente
he aprendido a ser más autónoma, a resolver problemas de forma
independiente, a tomar la iniciativa, a sentirme capacitada, a sentir que puedo
llegar a solucionar dudas y problemas reales con las herramientas necesarias.
He aprendido a sentirme más capaz de afrontar retos y superarlos con
éxito.
Con los compañeros de trabajo de Fundación IPADE y CONEMMAI-EP
También
he aprendido a trabajar en equipo con otro tipo de recursos, a pedir ayuda
siempre que la he necesitado y a recibirla con una sonrisa.
Pero hay
algo especial que me llevo y que creo que jamás hubiera conseguido tener
en España. Es la sensación de estar colaborando y trabajando para sacar adelante
un proyecto en el que crees. Un proyecto que funciona, que realmente ayuda,
que da servicio a la población, que no ha surgido por intereses económicos,
sino por dar servicio a cantones y municipios. Poder vivir de cerca un
proyecto tan completo como el la población de diferentes que lleva a
cabo Fundación IPADE en Ecuador con respecto a la gestión de residuos
mediante las EMMAI es una oportunidad única. He vivido los problemas
reales que pueden acarrear la gestión de residuos y he tenido la oportunidad
de hablar con algunos de los responsables de que este proyecto salga
adelante. Poder compartir sus inquietudes, aprender de su perspectiva, escuchar
sus necesidades y comprender su incertidumbre.
La verdad es que me llevo un gran cúmulo de experiencias, vivencias y sensaciones. En mi breve estancia he aprendido mucho. He crecido como profesional y como persona. Enfrentarme al reto de conocer un proceso desde cero, visitar instalaciones, estar en contacto con los trabajadores y técnicos, poder preguntar abiertamente cualquier duda del proceso, la hospitalidad y calidez de la gente, el respeto, el cariño.
Desde que
llegué a Ecuador he mantenido el mismo sentimiento. Cada día que pasa,
parece una semana. Aprendes tantas cosas cada día que se te hacen los minutos
horas y los días, meses. Es un aprendizaje constante, la curiosidad se
siente desbordada.
Si
tuviera que definir la experiencia con una sola palabra sería “seguridad”.
Y me refiero a seguridad en mí misma. Considero que estas prácticas me
han ayudado a ver la realidad bajo otro enfoque, a apreciar las cosas
buenas aún más y a afrontar los problemas con decisión. Realmente he
vuelto de Ecuador con una perspectiva algo cambiada y con más energías que
nunca.
Con D. Juan José Vidal Notario
Por: Alejandra Tajuelo, Ingeniera Agrónoma