Imagen 1: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Debris-LEO1280.jpg |
Se le llama basura
espacial o chatarra espacial a cualquier objeto artificial sin utilidad que
orbita la Tierra. Se compone de cosas tan variadas como grandes restos de
cohetes y satélites viejos, restos de explosiones, o restos de componentes de
cohetes como polvo y pequeñas partículas de pintura.
La basura espacial
comenzó a generarse en el año 1957, con el lanzamiento del Sputnik. Desde
entonces se han puesto en órbita más de 5000 ingenios, los cuales, tras
terminar su tiempo de vida útil van siendo abandonados.
Imagen 2: http://www.slideshare.net/IngesAerospace/basura-espacial |
Actualmente
existen tres órbitas que almacenan basura: la órbita baja (LEO), la órbita
cementerio, y la órbita geoestacionaria. La geoestacionaria es la más
preocupante ya que en ella se encuentran los satélites (a 36 km de la Tierra). Se
estima que en ella hay unos 3000 fragmentos de diferentes tamaños (comprendidos
entre los 15 cm y 1 metro) y donde podremos encontrar desde una simple botella,
hasta material de reparación y montaje, pasando por restos de satélites dañados
o accidentados.
La basura espacial
se ha convertido en una preocupación cada vez mayor en estos últimos años, ya
que pese al pequeño tamaño de la mayor parte de los fragmentos, las
vertiginosas velocidades a las que están sometidos, hacen de éstos una seria
amenaza a cualquier misión que pueda ser efectuada en un futuro próximo. La
propia Estación Espacial Internacional ha tenido que desviarse de su camino en
varias ocasiones debido a la chatarra espacial y está blindada para atenuar los
posibles daños debido a este peligro.
Los expertos
reconocen que hacer frente a este problema es complicado y costoso, por lo que
sería necesario que los investigadores idearan nuevos métodos para solucionar
esta clase de problemas. Entre las medidas que se están comenzando a tomar para
evitar riesgos se encuentran: el estudio y medida de objetos mediante radar,
así como mediante telescopios ópticos, intento de reducir el número de objetos
que puedan convertirse en basura espacial y el establecimiento de acuerdos
internacionales para evitar incrementar las cantidades.
Artículo realizado
por Sergio Rubiera, David López e Ignacio de Blas, alumnos de Grado en
Ingeniería del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid.
Bibliografía.