La idea de implantar el concepto de Smart City en nuestra
ciudad puede presentarse como una opción llena de ventajas. Entre ellas, cabe
destacar el ahorro de recursos mediante
la optimización de los servicios.
El sector de los residuos, como en el caso de cualquier
actividad basada en el transporte, siempre tiene la posibilidad de ser aún más
eficiente, principalmente debido a la optimización de sus rutas. Es decir, lo
que más caro nos puede salir es transportar aire.
Para ello, las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a
disminuir los costes, tanto económicos como medioambientales. Un claro ejemplo
es la instalación de sensores volumétricos en nuestro parque de contenedores.
Gracias a estos dispositivos podemos optimizar las
recogidas, sabiendo de antemano cual es el llenado de nuestros contenedores. Pero
también es necesario saber cuál es nuestro objetivo y de que recursos
disponemos a la hora de su instalación.
Podemos optar por instalar sensores volumétricos en todo el
parque de contenedores. Esta estrategia estaría basada en recoger únicamente
los contenedores que sobrepasen un porcentaje de llenado y no pasar por los que
puedan aguantar unos días más.
Figura 1 - Recogida convencional sin volumétricos |
Como se puede observar en la figura 1, una recogida
convencional pasa por todos los contenedores sin tener en cuenta su llenado, ya
que lo desconoce, y recoge contenedores que presentan llenados muy bajos con el
gasto de combustible y tiempo que ello conlleva.
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Con la instalación de los volumétricos en nuestro parque de
contenedores y una correcta planificación de rutas, se podrían crear rutas
dinámicas que se ajusten al llenado que presentan los contenedores. Esto nos
ayudaría a optimizar las rutas ya que podríamos reducir su número, haciendo más
eficiente el servicio.
Pero hay que tener en cuenta que los sensores volumétricos
tienen un elevado coste, lo que nos puede hacer pensar que su instalación en
todo el parque de contenedores nos puede salir muy costoso. Para salvar esta
situación, podríamos colocar los sensores solo en los contenedores que nosotros
consideremos clave dentro de un grupo que se encuentren en una zona o ruta. Una
vez que este se encuentre lleno, puede ser un indicativo de que esa ruta es
necesaria realizarla.
Este tipo de estrategia puede ahorrarnos mucho dinero en
sensores volumétricos, pero debido a que el llenado de los contenedores está
sujeto a muchas variables (estacionalidad, zonas en construcción, apertura de
nuevos comercios, etc.) es muy probable que sea necesario reestructurar nuestra
red de sensores constantemente.
Por último, otro uso de los sensores volumétricos sería colocarlo
en contenedores que se encuentren aislados y que para recoger un único
contenedor tengamos que recorrer muchos kilómetros. La instalación de un sensor
volumétrico en este tipo de contenedores puede ayudarnos a planificar su
recogida cuando esté lleno. Está opción es muy interesante en casos que haya
núcleos pequeños dispersos y que su orografía sea accidentada.
La elección de cualquiera de estas estrategias depende de
las particularidades de nuestro servicio de recogida y, por supuesto, se puede
optar por hacer confluir las tres en un único modelo.
Antonio Rodríguez Frontelo
Técnico de Residuos
Cátedra Ecoembes de Medio Ambiente