jueves, 13 de octubre de 2016

Cooperación en Costa Rica


El alumno del Máster en Gestión Sostenible de los Residuos, Alberto García, nos cuenta como ha sido su experiencia como cooperante en Costa Rica.

En el momento de partir de Madrid los nervios empezaron a extenderse por mi cuerpo, iba a vivir casi tres meses en un país que no era el mío en el cual no conocía a nadie. Pero eso desapareció rápidamente; nada más llegar ya me empapé de esa generosidad innata de los y las costarricenses, y me sentí como uno más de la gran familia que forma la AECID (Oficina Técnica de Cooperación en Costa Rica).


La segunda semana hubo cambios, ya que pasé a trabajar en las oficinas centrales del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), y por suerte encontré una habitación para alquilar a sólo 5 min de la oficina...una hora y media de transporte desde mi primer piso era demasiado. Lo que encontré en estas oficinas fue un equipo de 12 personas responsables de planificación de proyectos con una alta experiencia en el sector de la electricidad, y concretamente en el tema de biodigestión, y además con un gran apetito por la buena comida.

Rápidamente absorbí todo aquello que era nuevo para mí (todo), y con las enseñanzas de mis compañeros junto con las visitas a las granjas del estudio, me hice una idea del trabajo que tenía que realizar. Tuve que medir el impacto ambiental, económico y social que había producido la instalación y funcionamiento de dos biodigestores en dos granjas, una avícola y otra porcina. Y así fue... entre la recopilación de la información y la redacción del informe se pasaron las semanas como días.

En cuanto al país, no creo que mis palabras hagan justicia de la belleza de sus volcanes o playas, de sus montañas y valles, de sus humedales kilométricos o de la gran biodiversidad de especies que forma parte de su seña de identidad. Esto es algo que me sorprendió. En España, si caminas por el campo puedes ver conejos, aves y si tienes suerte algo más grande. Allí es totalmente diferente, si te paras unos minutos en el límite de la jungla, ya estás viendo perezosos, cuatro tipos de mono diferentes, mariposas de todo topo de tamaños y colores, guacamayos…

En resumen, he aprendido mucho de esta experiencia tanto profesional como personalmente, y en mi opinión es algo que debería hacer todo el mundo. Vivir en otro país te abre la mente y te hace darte cuenta que no somos el ombligo del mundo, como muchos creen.

Por último dar las gracias a los compañeros del ICE por su gran ayuda, a mis tutores de AECID en Costa Rica (Carlos Díez y Juan Enrique García), y a Belén Vázquez por su apoyo antes, durante y después de esta gran experiencia. 

Alberto García Sánchez
V Promoción Máster Gestión Sostenible de los Residuos