lunes, 2 de julio de 2018

El fin de las bolsas de plástico


Interesante es ver cómo la sociedad va demandando un cambio en las pautas de consumo. Se trata del uso de las bolsas de plástico en las compras. En la Unión Europea se producen al año más de 100.000 millones de unidades, tocando a una media de unas 200 bolsas por persona y año. La media española está en unas 144 bolsas. ¿Es mucho? ¿Es significativo?.
El problema reside ya no sólo en la producción de la propia bolsa a través de recursos procedentes del petróleo o por síntesis de otros compuestos, que de por sí ya es dañino para la atmósfera, o en su reciclaje. El problema radica en que en cualquiera de los casos, estos productos acaban en el medio, en los ríos, en los mares, por una mala gestión de las mismas, dado que las tasas de reciclaje actuales son muy bajas para estos productos y no es probable que aumenten de forma significativa en los próximos años y por un mal comportamiento del ciudadano. Ambas variables se combinan para obtener una mezcla letal que está afectando gravemente a nuestro entorno.
El pasado 18 de mayo se promulgó un Real Decreto 293/2018, sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y por el que se crea el Registro de Productores. Derivado el mismo de la Directiva UE 2015/720 del Parlamento Europeo, en ésta se establecía que los estados miembros deberían establecer una de las siguientes medidas:
-          Las que garanticen que el nivel de consumo anual no supere las 90 bolsas ligeras de plástico por persona antes del 31 de diciembre de 2019 y 40 bolsas antes del 31 de diciembre de 2025
-          La adopción de medidas para que antes de 31 de diciembre de 2018 no se entreguen bolsas ligeras de plástico gratuitas en los puntos de venta (comercios fundamentalmente)
-          Pueden excluirse bolsas de menos de 15 micras de espesor por motivos de higiene o evitar pérdidas en alimentos.
Según datos del sector, en 2014 se pusieron en el mercado español unas 62.560 t de bolsas de plástico de menos de 50 micras de espesor (6.730 millones de unidades), de las cuales el 23% serían bolsas de menos de 15 micras y unas 4.670 t de bolsas de plásticos de más de 50 micras (158 millones de unidades).
En definitiva con todo ello lo que se pretende es reducir el consumo de estas bolsas y, por tanto, los impactos adversos que se producen en el medioambiente en general.
En el RD se establece que a partir del 1 de julio de 2018, se prohíbe la entrega gratuita a los consumidores de bolsas de plástico en los comercios a excepción de las bolsas de menos de 15 micras de espesor o las superiores a 50 micras con un porcentaje igual o superior al 70% de plástico reciclado.
Los precios orientativos que se establecen en el RD son los siguientes:
-          Bolsas de espesor inferior a 15 micras, muy ligeras, destinadas a usos diferentes a los mencionados anteriormente, el precio será de 5 céntimos de euro/bolsa.
-          Bolsas de espesor entre 15 y 49 micras: 15 céntimos
-          Bolsas de espesor igual o superior a 50 micras: 15  céntimos, pero si su contenido en plástico reciclado está entre el 50% y el 70%, el precio es de 10 céntimos.
¿Cómo afecta esto a los consumidores?, evidentemente con una caída en la demanda de estos productos y que cada uno posiblemente lleve en sus bolsos o mochilas bolsas reutilizables plegadas, para evitar pagar esos céntimos, que al cabo del año supondría algo más de 7 euros por persona.
Pero no demonicemos al consumidor español como tal, porque esta cifra tiene su matices. A la población española hay que sumarle el turismo. En 2017 se alcanzó la cifra record de turistas extranjeros en 81,8 millones de personas, algo menos del doble de la población española. Buena parte de esta entrada “extra” de consumidores, son consumidores de envases y de bolsas de plásticos ligeras en sus compras. Quiere esto decir, que las cifras de consumo de bolsas de plásticos per cápita en España, habría que descontarse las que se llevan o adquieren en sus compras los ciudadanos extranjeros. Lo cual no quita peso a la gravedad de la situación de estos plásticos en el medioambiente, pues de un problema teóricamente local, se ha trasladado a un problema transfronterizo y global.
Según conocemos, en la jerarquía de la gestión de los residuos, la prevención ocupa el primer lugar. Lo más probable es que aun se mantenga la producción y consumo de estos productos en el futuro, pero hay que asegurar que aquellas bolsas de plástico que sean imprescindibles o necesarias para la vida cotidiana, no acaben en el entorno como basura y se tomen las medidas necesarias para informar al consumidor de su responsabilidad cívica y sobre el correcto tratamiento de estos residuos a través de su trazabilidad.
Existen alternativas, que probablemente se vayan desarrollando cada vez más, a través de productos biodegradables y compostables, aunque ello no suponga un abaratamiento del coste de la bolsa para el consumidor, tal y como venimos viendo en los centros comerciales.
Estas bolsas, según su gramaje, puede ser reutilizables, aunque con el tiempo se acaban degradando y perdiendo resistencia para continuar de manera efectiva con su uso.
Desde luego una cosa ya tenemos clara. Debemos dejar de usar bolsas de plástico de un solo uso. Si las queremos, tendremos que pagarlas ahora, pero no olvidemos otra fecha y es la que a partir del 1 de enero de 2021, se prohibirá obligatoriamente la entrega de bolsas de plástico ligeras y muy ligeras en los comercio, excepto las de plástico compostable.
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Universidad Politécnica de Madrid
Secretaría: Paloma Sanchez Montero paloma.sanchez@upm.es