El pasado mes de febrero el senado francés aprobó por
unanimidad una ley contra el despilfarro alimentario; 6 meses más tarde el
senado italiano hizo lo propio promulgando una ley contra el derroche de los
alimentos y a favor de su donación para fines sociales.
Tanto la pérdida como el desperdicio alimentario, hacen
alusión a la merma en las etapas sucesivas de la cadena de suministro de alimentos
destinados al consumo humano. Hablamos de pérdida de alimentos cuando éstos se
estropean antes de llegar a su fase de producto final o a la venta minorista,
mientras que el desperdicio se refiere a alimentos que, siendo aptos para el
consumo humano, no se consumen porque se deja que se estropeen o son
descartados por minoristas o consumidores.
Las causas de la pérdida de alimentos son múltiples y
variadas como por ejemplo problemas relacionados con la recolección,
almacenamiento y almacenaje, transporte, infraestructura, mecanismos de
mercado, precios, etc.