El término Economía Circular fue introducido por David Pearce en 1990 para abordar las interacciones de las cuatro funciones económicas del medio ambiente. Si ignoramos el medio ambiente en nuestro sistema económico, este sigue una tendencia lineal en la cual extraemos de la tierra los recursos que necesitamos, los transformamos para su consumo, consumimos y desechamos, generando graves problemas como son el agotamiento de los recursos naturales y los problemas producidos por los residuos generados.
La economía medioambiental tiende a ser más holística que la tradicional: tiene una visión más amplia, más comprensiva del funcionamiento de la economía. La Economía Circular desde la perspectiva de la economía medioambiental está basada en el principio de balance de materiales (Kneese et al. 1970) que implica que todos los flujos de materiales deben ser contabilizados, aunque sean los valores económicos, no los flujos físicos, los que orienten su gestión.
En la naturaleza no existen los residuos, todos los desechos vuelven a entrar en los ciclos biogeoquímicos. Con la economía circular, el ser humano intenta acercar su modelo productivo al de la naturaleza, aunque esto no es siempre posible.
Kenneth Boulding (1966) se centró en la 1ª Ley de la Termodinámica (la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma) cuando escribió su ensayo “La Economía de la Nave Espacial Tierra”. Boulding concebía el planeta Tierra como una “nave espacial” que tendría que realizar su viaje con la única fuente de energía externa proveniente del sol. Las existencias de recursos serían las que se pusieran en la nave antes de partir, con lo cual su existencia depende de que encuentren algún sistema para reciclar los materiales. Con este ensayo, Boulding destacaba la necesidad de ver la Tierra como un sistema económico cerrado, en el que la economía y el medio ambiente no se caracterizan por relaciones lineales, sino por una relación circular.
Pero no se pueden reciclar todos los residuos infinitas veces. Como enuncia la 2ª Ley de la Termodinámica, la calidad de la materia/energía se deteriora gradualmente con el tiempo. Hay materiales que no se pueden reciclar ya sea porque el resultado final no será de calidad suficiente, porque su coste de reciclaje será demasiado elevado o porque aun no exista la tecnología necesaria para ello. Pese a esto, cuanto más residuos reciclemos, menos serán valorizados energéticamente o vertidos al medio ambiente, con lo cual éste tendrá una capacidad de asimilación mayor.
La Economía Circular beneficia a la sociedad y a la economía como un todo. Los beneficios van más allá del uso de la tierra como un vertedero, disminuyendo el uso de materias primas, la mayor parte de las cuales no son renovables. Pero este cambio de sistema económico va a resultar lento y difícil, implicando a toda la sociedad, desde empresas a ciudadanos, sin olvidarnos del ente público.
En la economía de mercados los precios de las materias primas y los recursos son muy bajos y no reflejan con veracidad el componente ambiental que derivado de su extracción y uso, es necesario que los directivos de las empresas cambien su visión hacia una más global que tenga en cuenta no sólo el factor monetario sino también el social y el medioambiental. Para que esto ocurra, es necesario que los tomadores de decisiones responsables de la formulación de políticas públicas aseguren mecanismos que favorezcan la reutilización y el reciclaje, ya que es socialmente deseable y eficiente.
Para lograr que el cambio de una economía lineal a una circular ocurra es necesario analizarla con detenimiento desde una perspectiva socio-económica para mostrar cómo este cambio puede general beneficios. Por ello, el pasado 25 de junio se reunieron en Bruselas políticos, asociaciones y empresas para debatir sobre los problemas y beneficios que supondría llevar a cabo un Plan de Economía Circular en el territorio de la Unión Europea. Mañana, 9 de julio, se votará en la sesión plenaria del Parlamento Europeo el informe sobre Economía Circular que se debatió el pasado lunes 6 de julio.
REFERENCIAS
Boulding, Kenneth (1966): “The economics of the coming spaceship earth” en H. Jarrett (ed.),
Kneese AV, Ayres RV, D’Arge RC (1970) Economics and the environment: a materials balance approach. John Hopkins University Press, Baltimore
Pearce D, Turner RK (1990) Economics of natural resources and the environment. Harvester Wheatsheaf, London
Baumol WJ, Oates WE (1988) The theory of environmental economics, 2nd edn. Cambridge University Press, Cambridge
La economía medioambiental tiende a ser más holística que la tradicional: tiene una visión más amplia, más comprensiva del funcionamiento de la economía. La Economía Circular desde la perspectiva de la economía medioambiental está basada en el principio de balance de materiales (Kneese et al. 1970) que implica que todos los flujos de materiales deben ser contabilizados, aunque sean los valores económicos, no los flujos físicos, los que orienten su gestión.
En la naturaleza no existen los residuos, todos los desechos vuelven a entrar en los ciclos biogeoquímicos. Con la economía circular, el ser humano intenta acercar su modelo productivo al de la naturaleza, aunque esto no es siempre posible.
Kenneth Boulding (1966) se centró en la 1ª Ley de la Termodinámica (la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma) cuando escribió su ensayo “La Economía de la Nave Espacial Tierra”. Boulding concebía el planeta Tierra como una “nave espacial” que tendría que realizar su viaje con la única fuente de energía externa proveniente del sol. Las existencias de recursos serían las que se pusieran en la nave antes de partir, con lo cual su existencia depende de que encuentren algún sistema para reciclar los materiales. Con este ensayo, Boulding destacaba la necesidad de ver la Tierra como un sistema económico cerrado, en el que la economía y el medio ambiente no se caracterizan por relaciones lineales, sino por una relación circular.
Pero no se pueden reciclar todos los residuos infinitas veces. Como enuncia la 2ª Ley de la Termodinámica, la calidad de la materia/energía se deteriora gradualmente con el tiempo. Hay materiales que no se pueden reciclar ya sea porque el resultado final no será de calidad suficiente, porque su coste de reciclaje será demasiado elevado o porque aun no exista la tecnología necesaria para ello. Pese a esto, cuanto más residuos reciclemos, menos serán valorizados energéticamente o vertidos al medio ambiente, con lo cual éste tendrá una capacidad de asimilación mayor.
La Economía Circular beneficia a la sociedad y a la economía como un todo. Los beneficios van más allá del uso de la tierra como un vertedero, disminuyendo el uso de materias primas, la mayor parte de las cuales no son renovables. Pero este cambio de sistema económico va a resultar lento y difícil, implicando a toda la sociedad, desde empresas a ciudadanos, sin olvidarnos del ente público.
En la economía de mercados los precios de las materias primas y los recursos son muy bajos y no reflejan con veracidad el componente ambiental que derivado de su extracción y uso, es necesario que los directivos de las empresas cambien su visión hacia una más global que tenga en cuenta no sólo el factor monetario sino también el social y el medioambiental. Para que esto ocurra, es necesario que los tomadores de decisiones responsables de la formulación de políticas públicas aseguren mecanismos que favorezcan la reutilización y el reciclaje, ya que es socialmente deseable y eficiente.
Para lograr que el cambio de una economía lineal a una circular ocurra es necesario analizarla con detenimiento desde una perspectiva socio-económica para mostrar cómo este cambio puede general beneficios. Por ello, el pasado 25 de junio se reunieron en Bruselas políticos, asociaciones y empresas para debatir sobre los problemas y beneficios que supondría llevar a cabo un Plan de Economía Circular en el territorio de la Unión Europea. Mañana, 9 de julio, se votará en la sesión plenaria del Parlamento Europeo el informe sobre Economía Circular que se debatió el pasado lunes 6 de julio.
REFERENCIAS
Boulding, Kenneth (1966): “The economics of the coming spaceship earth” en H. Jarrett (ed.),
Kneese AV, Ayres RV, D’Arge RC (1970) Economics and the environment: a materials balance approach. John Hopkins University Press, Baltimore
Pearce D, Turner RK (1990) Economics of natural resources and the environment. Harvester Wheatsheaf, London
Baumol WJ, Oates WE (1988) The theory of environmental economics, 2nd edn. Cambridge University Press, Cambridge
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