jueves, 15 de diciembre de 2016

Embarcaciones al final de su vida útil

Tal y como se puso de relieve en el 13º Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), celebrado recientemente en Madrid, uno de los mayores retos ambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad son las basuras marinas. Un problema que afecta a todos los países en mayor o menor medida.

Uno de los orígenes de estos residuos procede del desmantelamiento de buques y embarcaciones de recreo al final de su vida útil. Tanto los buques como las embarcaciones contienen materiales fácilmente reciclables como el acero, la madera o la fibra de vidrio, así como residuos peligrosos. 

La Ley de Residuos y Suelos Contaminados 22/2011, incluye en la definición de residuo doméstico los vehículos abandonados, ya que están catalogados como residuo peligroso en la Orden MAM /304/2002, pero no se incluyen las embarcaciones. Este vacío legal tiene múltiples consecuencias como la falta de definición de competencias en caso de abandono de la embarcación o varamiento sin posibilidad de identificar al dueño. Del mismo modo, sólo unas pocas instalaciones en algunas Comunidades Autónomas tienen los permisos legales necesarios para funcionar en condiciones apropiadas desde el punto de vista ambiental y de seguridad laboral, que permitirían gestionar todos los barcos pesqueros y pequeños buques que dejaran de estar en activo a corto y medio plazo.


En 2013 el Parlamento y el Consejo de la Unión Europea aprobaron el Reglamento 1257/2013 relativo al reciclado de buques con el objeto de prevenir, reducir al mínimo y, en la medida de lo posible, impedir accidentes, lesiones y otros efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente provocados por esta actividad. Además, se perseguía la correcta gestión de los residuos peligrosos que contiene el buque. El ámbito de aplicación del reglamento son aquellos buques que enarbolen el pabellón de un Estado miembro con excepción de los buques de guerra, auxiliares de la armada, aquellos que estén dedicados a servicios públicos de carácter no comercial, los buques de arqueo inferior a 500 toneladas de arqueo bruto (GT) y aquellos que durante su vida útil operen solo en aguas sujetas a la soberanía o jurisdicción del Estado miembro cuyo pabellón enarbole el buque.

Esta normativa, un avance importante en el reciclado de buques, no es de aplicación para un elevado porcentaje de la flota española, como es el caso de pequeños pesqueros, cargueros, areneros, dragas y otros barcos similares, barcos militares, etc.

Por ello, el Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco, en 2015, financió un proyecto innovador en el marco de la economía circular, Itsasrecycling, en el que se hacía una propuesta para desguazar todos los buques al final de su vida útil basándose en los requisitos del Reglamento 1257/2013, aunque no estuvieran en su ámbito de aplicación.

Los materiales que conforman las embarcaciones son de diversa naturaleza, dependiendo principalmente del tipo de embarcación. En el caso de las embarcaciones de recreo cabe destacar la fibra de vidrio en resinas, exposi y poliéster, que proviene principalmente del casco y la cubierta, así como de determinados apéndices; la madera que forma parte de elementos estructurales, cascos y elementos de interior como los muebles; y el PVC procedente de elementos como el cableado, soportes, etc. Además hay elementos metálicos de distintas composiciones y calidades, materiales textiles, sobre todo asociados al mobiliario y el interior de la embarcación, y aparatos eléctricos y electrónicos, entre otros. 

Todos estos elementos deberían ser tratados por un gestor autorizado para favorecer su valorización tanto material, que en muchos casos tienen un gran potencial reciclador, como energética.

Por otro lado, destacar los componentes contaminantes, las embarcaciones pueden contener combustibles, aceites, fluidos hidráulicos, filtros de los motores, baterías, etc. Estos elementos, altamente contaminantes si no son gestionados correctamente, tendrían como medio de dispersión el mar, caracterizado por una elevada dificultad de descontaminación, o el propio suelo desnudo.

Por todo ello, parece vital, por lo menos a nivel estatal, desarrollar una normativa específica destinada a regular el diseño, la construcción, el funcionamiento y la preparación de las embarcaciones para facilitar un reciclado seguro y respetuoso con el medio ambiente. Asimismo, se debería regular el funcionamiento de las instalaciones de reciclado, certificando unas prácticas seguras a nivel ambiental. 

Alicia Aldea Pozas
Cátedra Ecoembes UPM

Fuente: Documento preliminar del grupo de trabajo GT-16 Basuras marinas. Conama 2016