El cambio climático no muestra signos de debilidad, pero un conocimiento más profundo de la influencia de los bosques en el cambio climático y en los hábitats que acoge permitirá que la comunidad científica disponga de la información necesaria para controlar con mayor efectividad el carbono almacenado en la vegetación. Para este fin un equipo de investigadores dirigidos por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA) ha ideado un mapa preciso y de alta resolución de la altura de los bosques del planeta. En la revista Journal of Geophysical Research se ha publicado un artículo al respecto.
El equipo utilizó 2,5 millones de mediciones con pulsos de láser emitidos desde el espacio distribuidas por todo el planeta y seleccionadas al detalle. El instrumento Sistema Geocientífico de Altimetría por Láser del ICESat («Satélite para la medición del hielo, las nubes y la elevación») de la NASA recabó datos de detección y medición de distancias por luz (LiDAR) en 2005.
«Conocer la altura de los bosques de la Tierra es fundamental para la estimación de la biomasa, o la cantidad de carbono que contienen», explicó Marc Simard del Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto Tecnológico de California (Caltech) e investigador principal del estudio. «Nuestro mapa se puede utilizar para mejorar los esfuerzos globales para controlar el carbono. Además, la altura de los bosques es una característica integral de los hábitats de la Tierra, sin embargo, no está bien medida a nivel mundial, por lo que nuestros resultados también beneficiarán a los estudios de las variedades de vida que se encuentran, en particular, en los hábitats boscosos.»
El mapa, que posee una resolución espacial de un kilómetro, muestra los puntos más altos del dosel forestal. El equipo validó el mapa con datos generados a partir de setenta emplazamientos repartidos por la superficie del planeta.
En general, cuanto mayor es la elevación, menor es la altura de los bosques. En cambio a menor latitud, mayor es la altura. Los investigadores apuntaron que su altura se reduce sobre todo en función de la distancia a los trópicos. No obstante, también hicieron referencia a una excepción en los bosques tropicales meridionales en Australia y Nueva Zelanda, donde el eucalipto llega a alcanzar los cuarenta metros.
En su estudio, los investigadores añadieron a los de ICESat datos de otras fuentes para compensar la falta de datos de LiDAR, los efectos de la topografía y la cubierta nubosa. En el paquete de datos se incluyó información sobre la elevación topográfica obtenida de la Misión para la Medición de la Pluviometría Tropical de la NASA y de la base de datos WorldClim, estimaciones de la proporción del dosel arbóreo obtenidas mediante el espectrorradiómetro de obtención de imágenes de resolución moderada instalado en el satélite Terra de la NASA, y mapas de temperatura y precipitación de la misma Misión para la Medición de la Pluviometría Tropical. El equipo indicó que los datos de alta resolución sobre el clima global de WorldClim utilizados en la creación del mapa y en las labores de modelización espacial se pueden utilizar de forma gratuita.
El nuevo mapa muestra que la altura de los bosques es mayor que la revelada por un mapa anterior realizado con ICESat, sobre todo en los bosques tropicales y boreales. No obstante, la altura es menor en las zonas montañosas.
Los investigadores afirmaron que la precisión de este mapa nuevo no es consistente en los principales tipos de comunidades ecológicas que se dan en los bosques. Añadieron que la influencia de la actividad humana en la distribución de los bosques y en la variabilidad de la altura natural de éstos hace que se resienta la precisión.
«Nuestro mapa contiene una de las mejores descripciones de la altura de los bosques globales disponible en la actualidad a escalas regional y global», aseguró el Dr. Simard. «Este estudio demuestra el enorme potencial de LiDAR espacial para sacar a la luz información nueva sobre los bosques terrestres. Sin embargo, para controlar la salud de los bosques y otros ecosistemas terrestres a largo plazo será necesario contar con nuevos satélites de observación de la Tierra.»
Fuente: CORDIS.Europa.eu (21/02/2012)