Cada año se generan unos 300 millones de toneladas de residuos de tomate en la Unión Europea. Desechos que se generan especialmente por la industria dedicada a producir concentrado de tomate. En la actualidad, las pieles y semillas se utilizan básicamente para alimentar al ganado. El resto, la gran mayoría, hay que eliminarlo, con el consiguiente coste.
Otra opción es aprovechar estos desechos y dar así un nuevo uso a un residuo. Y es precisamente este objetivo el que pretende alcanzar el proyecto europeo para hacer biolacas de residuos de tomate que después serán utilizadas en el exterior e interior de las latas de conservas para prevenir la corrosión y evitar la contaminación de elementos metálicos en los alimentos.
Esta iniciativa, coordinada desde Italia por la estación experimental para la industria conservera alimentaria en el que participan desde España Tecnalia, el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex) y conservas Martinete, permitirá que las latas sean más seguras para el consumidor y al mismo tiempo más reciclables.
En la actualidad, las lacas empleadas en las conservas son sintéticas y garantizan una flexibilidad, adhesión y resistencia a la corrosión. Sin embargo, «en los últimos años hay cierta controversia sobre si los residuos de la laca pueden suponer un problema de seguridad alimentaria, por la presencia entre otros del bisfenol A, uso de organosoles...», explica Xavier Gómez, investigador de Tecnalia.
Por eso, este proyecto pretende extraer la molécula de cutina, un poliester natural en los residuos de tomate, y convertirla en bioresina que, mediante diferentes procesos, permitirá obtener una biolaca apta para barnizar el interior y el exterior de las latas de conserva. La dificultad estriba en lograr que «esta laca natural –prosigue el experto– tenga las mismas propiedades de flexiblidad, adhesión y resistencia a la corrosión que las sintéticas, por lo que aunque en un principio intentaremos que sea cien por cien natural, quizá tengamos que mezclar una parte sintética».
SEGURAS Y RECICLABLES
Respecto al reciclado, «el porcentaje de rechazo será menor con las ecolacas, ya que cuando se recicla el metal se ha comprobado que no todos son igual de aptos según la laca sintética que tengan», añade.
De conseguirlo, esta iniciativa que acaba de arrancar permitirá reducir los costes de eliminación de los residuos de tomate al poder reutilizarlos para este fin, así como que hacer que las latas de conservas sean más seguras para el consumidor. Todo un objetivo que se espera alcanzar en 2013 y para el que se han destinado 1.050.000 euros de inversión, de los cuales más de 800.000 provienen de fondos europeos, al tratarse de un proyecto del Programa de Investigación en beneficio de las Pymes.
Fuente: LaRazón.es (10/03/2012)