martes, 24 de marzo de 2015

La problemática de las bolsas de plástico de un solo uso

El Plan Nacional Integrado de Residuos 2008-2015 (PNIR) incluía entre sus objetivos la reducción del consumo de las bolsas comerciales de un solo uso. En la Ley 22/2011, de residuos y suelos contaminados, se establecía en su Disposición Adicional segunda un calendario de sustitución de las bolsas de plástico no biodegradables de un solo uso. Tomando como referencia los valores de 2007 de bolsas de plástico puestas en el mercado, en 2015 se debería haber sustituido el 70% de las bolsas para llegar en 2018 a una sustitución total de estas. Esta disposición no está actualmente vigente al ser eliminada por la Ley 11/2012 de medidas urgentes en materia de medio ambiente. 



Hace un año, los eurodiputados aprobaron una propuesta para armonizar la legislación en los veintiocho países miembros con respecto al uso y distribución de las bolsas de plástico no biodegradables de un solo uso. El Parlamento Europeo ha solicitado la reducción del 80% de estos residuos para 2019 y que, como meta intermedia, en 2017 se alcance al menos una reducción del 50%. Esta propuesta estará contemplada en la futura Directiva de Envases y Residuos de envases, aun sin aprobar.

Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente, en los primeros 5 años del PNIR se ha registrado un descenso en el consumo de las bolsas de plástico no biodegradables de un solo uso de más del 50%, por lo que ya hemos alcanzado los objetivos europeos.

Desde que salió la normativa española, comenzaron las campañas de sensibilización ciudadana y algunas cadenas de supermercados empezaron a cobrar por las bolsas de un solo uso, los hábitos de consumo de los españoles han cambiado inundándose el mercado con bolsas reutilizables aunque aun se pueden encontrar bolsas de un solo uso de dos tipos: las clásicas de polietileno, que están en vías de desaparecer, y las biodegradables, que cada vez se ven en más comercios. 



La convivencia de estos dos tipos de bolsas de un solo uso genera un problema al consumidor y a los recicladores. Los primeros deben tener claro en qué contenedor depositar cada una de las bolsas y los segundos, si los consumidores no han separado bien, se pueden encontrar con un grave problema en la planta de reciclaje.

Las bolsas de plástico de un solo uso no biodegradables están fabricadas principalmente con polietileno y deben depositarse en el contenedor amarillo para poder reciclarse. Por otro lado, las bolsas biodegradables certificadas como compostables (UNE 13432) deben ir junto con los residuos orgánicos biodegradables, es decir, con los residuos de la comida y restos de poda de parques y jardines, para que junto con éstos puedan compostarse y formar un abono. Por lo tanto, el contenedor más adecuado para su recogida es el de la fracción orgánica separada, el contenedor marrón. Si no disponemos de éste contenedor en nuestro municipio, lo adecuado es que estas bolsas compostables se eliminen junto con la fracción resto, en cuyo caso también eliminamos los residuos de nuestras cocinas y jardines. 

El problema está si estas bolsas de plástico biodegradable acaban en el contenedor amarillo ya que en este caso, debido a su incompatibilidad de reciclado mecánico en mezcla con los plásticos convencionales, generarían un problema en la calidad del plástico reciclado resultante y en definitiva, en los futuro productos fabricados con este material como son tuberías de riego o nuevas bolsas de plástico.