El vertedero. Al pensar en una instalación tal
a nuestra cabeza llegan imágenes de basuras, de insectos, ratas o sensaciones
de mal olor o suciedad… pero desde luego no lo percibimos como lo hace otra
mucha gente, como un medio de vida.
Camboya es un país en el sudeste asiático de
181.400km2 aproximadamente el 40% de España. A lo largo de la
historia se ha visto afectado por el colonialismo francés, guerras
internacionales, como la Guerra de Vietnam, y nacionales y finalmente por un
régimen dictatorial bajo el mandato de Pol Pot y los khmeres rojos. Todo esto ha llevado, a pesar de que se
considera un país con un índice de desarrollo humanitario medio (0.523) según
la O.N.U., a generar una clase social baja muy extensa.
Al caminar hoy en día por el barrio de Steung
Meanchey en Phnom Pehn, encontramos que alrededor del antiguo vertedero se ha
generado todo un barrio de casas pequeñas y desordenadas. Desde nuestra
perspectiva resulta difícil imaginar como alguien podría querer vivir cerca de
un vertedero sin embargo, para muchas personas resulta obvio ya que estos
lugares suponen su forma de vida.
Hombres, mujeres y niños caminan día tras día
entre basuras buscando cualquier objeto que se pueda reutilizar, que puedan
vender para conseguir comprar comida o pagar el alquiler de las casas en las
que viven, muchas personas duermen incluso en los vertederos para alargar en lo
posible la búsqueda y, en casos extremos, incluso comen allí, de los deshechos
que encuentran entre tal caos de residuos.
Imagen tomada de PSN, realizada por Pasquale Caprile,
Agosto 2007
Pero lo incómodo o desagradable de esta
situación no es nada comparado con los peligros que este modo de vida conlleva,
y así día tras día miles de personas caminan, y a veces a oscuras, entre
jeringuillas, cristales rotos, ratas y otros animales que pueden transmitir
enfermedades como la rabia, arriesgándose a ser atropelladas por los bulldozers
y dumpers que traen la basura, puesto que los deshechos que traen todavía
pueden tener objetos que les sean de utilidad, en un ambiente en el que la
droga no resulta extraña, a veces para aguantar despierto como se utiliza el
pegamento o para evadirse de la realidad en que viven.
Las alternativas, sin embargo no son mucho
mejores, en un país en el que el turismo sexual es tan abundante la
prostitución es común, incluso entre los niños. El mundo de la droga, los
delitos…en un círculo del que no parece haber ninguna salida.
Numerosas organizaciones internacionales
operan en estos lugares para crear una salida, para que exista un futuro
posible para toda la gente que se encuentra en esta realidad. Como uno de los
autores de este texto he tenido la suerte de poder observar la situación allí
en Camboya.
Trabajando con una ONG que ayuda a niños y a sus
familias he podido observar el cambio tan grande que supone ver a muchos de los
niños con los que trabajamos ahora y las imágenes recopiladas de ellos de hace
unos años. El resultado es, sin duda, impresionante.
Por ello y a modo de conclusión, creo que
debemos valorar la situación en que nos encontramos y saber que cualquier tipo
de ayuda que podamos ofrecer, por pequeña que parezca, en Camboya o en
cualquier otra parte del mundo puede suponer un gran cambio en la vida de
alguien. Igualmente da que pensar el hecho de que de los deshechos que se
generan subsistan familias enteras, nos muestra como se puede vivir con mucho
menos y generando un impacto mucho menor a la Tierra.
Algunos videos de interés sobre el tema son:
Bibliografía.
Patricia Rull
Mery Veliz
Pablo Moreno
Estudiantes del Grado en Ingeniería del Medio Natural (UPM)