lunes, 18 de marzo de 2013

La otra realidad


 El vertedero. Al pensar en una instalación tal a nuestra cabeza llegan imágenes de basuras, de insectos, ratas o sensaciones de mal olor o suciedad… pero desde luego no lo percibimos como lo hace otra mucha gente, como un medio de vida.

 Camboya es un país en el sudeste asiático de 181.400km2 aproximadamente el 40% de España. A lo largo de la historia se ha visto afectado por el colonialismo francés, guerras internacionales, como la Guerra de Vietnam, y nacionales y finalmente por un régimen dictatorial bajo el mandato de Pol Pot y los khmeres rojos.  Todo esto ha llevado, a pesar de que se considera un país con un índice de desarrollo humanitario medio (0.523) según la O.N.U., a generar una clase social baja muy extensa.

 Al caminar hoy en día por el barrio de Steung Meanchey en Phnom Pehn, encontramos que alrededor del antiguo vertedero se ha generado todo un barrio de casas pequeñas y desordenadas. Desde nuestra perspectiva resulta difícil imaginar como alguien podría querer vivir cerca de un vertedero sin embargo, para muchas personas resulta obvio ya que estos lugares suponen su forma de vida.

 Hombres, mujeres y niños caminan día tras día entre basuras buscando cualquier objeto que se pueda reutilizar, que puedan vender para conseguir comprar comida o pagar el alquiler de las casas en las que viven, muchas personas duermen incluso en los vertederos para alargar en lo posible la búsqueda y, en casos extremos, incluso comen allí, de los deshechos que encuentran entre tal caos de residuos. 


Imagen tomada de PSN, realizada por Pasquale Caprile, Agosto 2007


Pero lo incómodo o desagradable de esta situación no es nada comparado con los peligros que este modo de vida conlleva, y así día tras día miles de personas caminan, y a veces a oscuras, entre jeringuillas, cristales rotos, ratas y otros animales que pueden transmitir enfermedades como la rabia, arriesgándose a ser atropelladas por los bulldozers y dumpers que traen la basura, puesto que los deshechos que traen todavía pueden tener objetos que les sean de utilidad, en un ambiente en el que la droga no resulta extraña, a veces para aguantar despierto como se utiliza el pegamento o para evadirse de la realidad en que viven.

 Las alternativas, sin embargo no son mucho mejores, en un país en el que el turismo sexual es tan abundante la prostitución es común, incluso entre los niños. El mundo de la droga, los delitos…en un círculo del que no parece haber ninguna salida.

 Numerosas organizaciones internacionales operan en estos lugares para crear una salida, para que exista un futuro posible para toda la gente que se encuentra en esta realidad. Como uno de los autores de este texto he tenido la suerte de poder observar la situación allí en Camboya.

 Trabajando con una ONG que ayuda a niños y a sus familias he podido observar el cambio tan grande que supone ver a muchos de los niños con los que trabajamos ahora y las imágenes recopiladas de ellos de hace unos años. El resultado es, sin duda, impresionante.

 Por ello y a modo de conclusión, creo que debemos valorar la situación en que nos encontramos y saber que cualquier tipo de ayuda que podamos ofrecer, por pequeña que parezca, en Camboya o en cualquier otra parte del mundo puede suponer un gran cambio en la vida de alguien. Igualmente da que pensar el hecho de que de los deshechos que se generan subsistan familias enteras, nos muestra como se puede vivir con mucho menos y generando un impacto mucho menor a la Tierra.

 Algunos videos de interés sobre el tema son:

Bibliografía.



Patricia Rull
Mery Veliz
Pablo Moreno

Estudiantes del Grado en Ingeniería del Medio Natural (UPM)