lunes, 14 de mayo de 2012

Climatólogos europeos advierten del peligro que corre la barrera de hielo Filchner-Ronne por el cambio climático


La barrera de hielo Filchner-Ronne de la Antártida, ubicada en el Mar de Weddell, podría derretirse a gran velocidad y dejar de ejercer como barrera de las corrientes de hielo que drenan la plataforma de hielo del oeste de la Antártida. Al menos así lo afirma un grupo de climatólogos financiados con fondos europeos. 

El equipo logró demostrar con cálculos realizados mediante distintos modelos que el aumento de las temperaturas atmosféricas sobre el Mar de Weddell suroriental podría provocar un flujo de enormes masas de hielo hacia el mar durante los próximos seis decenios. 

La investigación recibió apoyo del proyecto ICE2SEA («Estimar la contribución futura del hielo continental a la subida del nivel del mar»), al que se adjudicaron casi 10 millones de euros por medio del tema de Medio ambiente del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea.

En un artículo de la revista Nature, el equipo, compuesto por científicos de Alemania y Reino Unido, rebate la presunción generalizada de que las barreras de hielo del Mar de Weddell serán ajenas a los efectos directos del cambio global debido a su situación periférica. Hasta ahora muchos expertos consideraban que las consecuencias del calentamiento global para la Antártida se manifestarían sobre todo en el Mar de Amundsen, la zona occidental del continente.

El Dr. Hartmut Hellmer del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina (AWI), autor principal del estudio, apuntó a la necesidad urgente de no descuidar la zona oriental: «El Mar de Weddell no se ha considerado en profundidad debido a la consideración generalizada de que, al contrario que el de Amundsen, sus aguas templadas no alcanzarían las barreras de hielo. No obstante, hemos descubierto un mecanismo que impulsa agua caliente hacia la costa que influirá enormemente en la barrera de hielo Filchner-Ronne durante los decenios venideros.»

El Dr. Hellmer describió las barreras de hielo como «corchos de una botella para las corrientes de hielo que hay detrás de ellas» y explicó su importante función: «Reducen el flujo de hielo pues están encajadas en bahías y se apoyan sobre islas.» Advirtió que: «Si por cualquier razón las barreras se deshelasen, desde su base se volverían tan finas que las superficies de contacto se reducirían y el hielo situado detrás de ellas empezaría a desplazarse.» 

Los modelos utilizados en el estudio indican que la llegada de aire más caliente reducirá el hielo marino del sur del Mar de Weddell, sólido en la actualidad, y aumentará su fragilidad y propensión al movimiento en las décadas venideras. Un aporte de agua más caliente por debajo de la barrera de hielo de Filchner-Ronne derretiría el hielo desde abajo y modificaría la dinámica de las lenguas de los glaciares. Los cálculos del equipo muestran que a final de siglo se desintegrará el frente hidrográfico de la zona sur del Mar de Weddell que hasta ahora evitaba que el agua caliente pasara por debajo de la barrera de hielo. Estos cálculos se basan en previsiones atmosféricas del Centro Hadley de Previsiones Meteorológicas del Reino Unido en Exeter y entre los datos se han incluido previsiones de los patrones de viento y temperatura en la Antártida. 

Jürgen Determann del AWI comentó: «Calculamos que la mayor tasa de deshielo se producirá cerca de la línea de tierra, la zona en la que la barrera de hielo se asienta sobre el fondo marino en la transición hacia el glaciar. Actualmente la barrera de hielo Filchner-Ronne se está derritiendo en este punto a una velocidad de cinco metros al año. Al comienzo del siglo que viene la velocidad de deshielo habrá aumentado hasta los cincuenta metros al año. Si la elevada velocidad de deshielo se compensa en su totalidad mediante el flujo de hielo procedente del continente, esta pérdida de masa supondrá un aumento global del mar de 4,4 milímetros anuales.» 

Los cálculos más recientes basados en datos de teledetección muestran que el nivel del mar en todo el mundo subió entre 2003 y 2010 a una velocidad de 1,5 milímetros anuales debido al deshielo de glaciares y barreras. Este aumento se suma a los 1,7 milímetros anuales provocados por la expansión térmica de los océanos. 

El proyecto ICE2SEA reúne a investigadores de 24 institutos científicos de Bélgica, Chile, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia y Reino Unido. El proyecto se ha propuesto desentrañar las interacciones que se producen entre el hielo y el clima y así lograr predicciones más ajustadas de los efectos del deshielo en el nivel del mar.

Otro artículo publicado en Nature Geoscience esta misma semana por otro equipo científico advierte del peligro que supone esta situación para la estabilidad de la plataforma de hielo de la Antártida. 

Este otro equipo, dirigido por Martin Siegert de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), estudió el grosor de las lenguas de hielo Institute y Müller, que desembocan en la barrera de hielo Filchner-Ronne, con la intención de conocer la geografía del suelo sobre el que se apoyan.

Sus descubrimientos muestran una pendiente inversa empinada y una gran corriente de subida en la cuenca subglaciar en el punto de encuentro entre la plataforma de hielo del oeste de la Antártida y el Mar de Weddell. Por desgracia su lecho es relativamente liso, con pocos obstáculos o «puntos de agarre» capaces de detener la reducción paulatina de la plataforma de hielo.
Fuente: CORDIS.Europa.eu (10/05/2012)