La Agencia Europea del Medio
Ambiente alerta de los mayores riesgos de las grandes urbes ante el cambio
climático y pide a los políticos que actúen ya, porque una demora en la adaptación
de las ciudades a sequías o inundaciones la hará mucho más costosa en el
futuro.
Unas tres cuartas partes de los
europeos vive en ciudades y en ellas se genera la mayor parte de la riqueza de
la UE, pero las zonas urbanas son también las que corren más peligro de sufrir
las consecuencias del cambio climático, por aumento de las temperaturas,
cambios en las precipitaciones y aumento del nivel del mar.
El informe de la AEMA «La adaptación urbana al cambio climático» señala la
vulnerabilidad de las ciudades europeas, poco preparadas para sufrir esas
alteraciones del clima, como ya se ha visto en diferentes episodios que han
tenido resultados dramáticos. «Muchas ciudades se enfrentan ahora a impactos
tales como la escasez de agua, inundaciones y olas de calor, que se espera que
sean más frecuentes e intensas de lo que estamos acostumbrados», advierte la
directora ejecutiva, Jacqueline McGlade.
Las ciudades están en desventaja
con el medio rural ante el cambio climático. La gran cantidad de superficies
artificiales y la poca vegetación provoca temperaturas más altas en lo que se
llama «isla de calor urbana». Otro efecto a tener en cuenta son las lluvias. Según
el informe, una quinta parte de las ciudades europeas con más de 100.000
habitantes son muy vulnerables a las inundaciones. Como ejemplo, las de
Copenhague en 2011, que afectaron a todo el centro de la ciudad y provocaron
daños por valor de casi 700 millones de euros.
Por eso, McGlade avisa a los
políticos de que «las ciudades tienen que empezar ya a invertir en medidas de
adaptación, con nuevas ideas y mejores prácticas, porque después será más caro
y pondrá en peligro a los ciudadanos y a la economía».
El estudio de la Agencia Europea
da ejemplos de buenas prácticas que algunos ayuntamientos y gobiernos ya han
desarrollado, como la barrera del Támesis para proteger Londres del aumento del
nivel del mar, las construcciones para dar más espacio a los ríos holandeses o
la política de «cultura de ahorro del agua» que puso en marcha Zaragoza para
combatir la escasez. Son obras o iniciativas que no tienen que ser
necesariamente caras, si se planifican adecuadamente, dice el informe.
La Plataforma
Europea de adaptación al clima ofrece un foro para ingenieros,
planificadores y administradores donde se pueden conocer las experiencias de
otras ciudades que se enfrentan a desafíos similares y las medidas que se han
adoptado. A los políticos les da una hoja de ruta para conseguir una gobernanza
multinivel de adaptación urbana al cambio climático.
Fuente: Euroxpress.es
(19/05/2012)