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jueves, 19 de julio de 2012

Desarrollan un nuevo material para almacenar carbono


El almacenamiento de carbono, en combinación con fuentes alternativas de energía renovable, podría contribuir a cambiar la situación imperante en el mercado energético y garantizar un futuro más próspero para todos gracias a su capacidad para mitigar el impacto que ejercen los combustibles fósiles tradicionales en el medio ambiente. La idea del almacenamiento de carbono no es nueva, pues se produce de forma natural y continua en el medio ambiente. Ahora un equipo de investigadores dirigido por la Universidad de Nottingham (Reino Unido) ha desarrollado un nuevo material poroso que presenta propiedades únicas de retención de dióxido de carbono (CO2). Este material puede utilizarse para reducir la cantidad de CO2 que recibe la atmósfera. Este trabajo contó con el apoyo del proyecto Coordspace («Espacio de la química de la coordinación: extracción, almacenamiento, activación y catálisis»), financiado con una subvención avanzada (Advanced Grant) del Consejo Europeo de Investigación (CEI) por valor de 2,5 millones de euros a través del Séptimo Programa Marco (7PM). 

La característica principal de este nuevo material es su capacidad de absorción de CO2, la cual, en palabras de los investigadores, podría contribuir al desarrollo de nuevos productos destinados al almacenamiento de este compuesto y capaces de reducir las emisiones que se generan en los procesos en los que se queman combustibles fósiles. Este descubrimiento se enmarca en la continua búsqueda de materiales innovadores aptos para el almacenamiento de gases. 

El profesor Martin Schröder de la Universidad de Nottingham y director del equipo científico afirmó: «La estructura imperfecta y única de este nuevo material está relacionada directamente con sus propiedades de absorción de gas. La determinación y racionalización de la estructura y la función de este material sólo ha sido posible gracias a los análisis detallados logrados mediante técnicas de determinación de estructuras y modelización computacional.» Los descubrimientos del equipo han sido publicados en la revista Nature Materials. 

El entramado de metal orgánico entrelazado creado por los investigadores se ha denominado NOTT-202a y consiste en ligandos de tetracarboxilato, una estructura compuesta por una serie de moléculas o iones unidos a un átomo metálico central que se completa con centros de indio metálico. Los patrones hexagonales de la estructura, semejantes a los de una colmena, permiten una absorción selectiva del CO2 y la circulación libre de otros gases como el nitrógeno, el metano y el hidrógeno. De este modo sólo las moléculas de CO2 quedan atrapadas en los nanoporos del material incluso a temperaturas bajas. 

El equipo empleó mediciones por difracción de rayos X por el método de polvo para obtener información sobre las propiedades únicas de almacenamiento de CO2 del material y se sirvió de la modelización informática avanzada para un posterior examen en la Fuente de Luz Diamond de Oxfordshire (Reino Unido).
Fuente: CORDIS.Europa.eu (17/07/2012)

viernes, 22 de junio de 2012

Nuevos métodos reflejan menor emisión de carbono por deforestación tropical


Las emisiones de carbono causadas por la deforestación tropical en América Latina, el Caribe, África y Asia son menores que las predicciones más recientes, según un nuevo estudio que publica la revista Science.

Un equipo de investigadores combinó los datos obtenidos por satélites sobre la pérdida neta de forestas y los volúmenes de carbono forestal para rastrear las emisiones procedentes de la deforestación en millones de pixeles de mapas. 

El llamado Equipo Winrock incluye científicos de Applied GeoSolutions, el Laboratorio de Propulsión de la agencia espacial estadounidense NASA, y de la Universidad de Maryland

Los investigadores, que emplearon los datos obtenidos por los satélites de observación en tres regiones continentales distintas, encontraron que las emisiones totales de carbono procedentes de la deforestación, que no toma en cuenta la restauración de foresta, en las tres regiones entre 2000 y 2005 fueron de 0,81 petagramos de carbono por año. (El petagramo es una unidad de masa equivalente a 1.000.000.000.000.000 gramos, o mil millones de toneladas). 

Sin embargo, los mejores cálculos de las emisiones de carbono derivadas del uso de tierras tropicales hechos en 2007 por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, señalaban un volumen de aproximadamente 1,6 petagramos por año. 

Dado que los resultados de los investigadores están entre el 25 y el 50 por ciento de las predicciones públicas más recientes, los autores indican que deberían servir como línea base para estudios futuros sobre la tasa de pérdida de forestas tropicales. Una diferencia de esta magnitud en los cálculos de las emisiones por deforestación tropical tiene implicaciones para las políticas que lidian con el cambio climático. 

Por ejemplo, el Gobierno de Noruega ha estado pagando las porciones de su compromiso de 1.000 millones de dólares a Brasil, a razón de 5 dólares por tonelada de dióxido de carbono, para la reducción de emisiones por deforestación, sobre la base de los informes anuales de la Agencia Espacial Brasileña acerca de la deforestación amazónica, la cual ha ido disminuyendo desde 2005. 

El Gobierno de Noruega ha comprometido otros 1.000 millones de dólares para Indonesia si se desarrolla en ese país un sistema de vigilancia legítimo, y si se reducen las emisiones. 

Los dos países, Brasil e Indonesia, produjeron las mayores emisiones entre 2000 y 2005, y fueron responsables del 55 por ciento de las emisiones totales provenientes de la deforestación tropical. 

Casi el 40 por ciento de todas las forestas en las regiones estudiadas se concentra en los trópicos secos, pero representaron el 17 por ciento de las emisiones totales de carbón, lo cual refleja bajas reservas de carbono en estas forestas comparadas con las junglas tropicales húmedas.
Fuente: Madrimasd.org (22/06/2012)

viernes, 15 de junio de 2012

Los expertos ya consideran el problema de los residuos tan alarmante como el cambio climático


El Banco Mundial alerta del preocupante aumento de la generación de residuos en los centros urbanos.

Un nuevo informe del Banco Mundial sobre la situación de los residuos sólidos urbanos (RSU) predice un marcado incremento de la basura generada en las ciudades hasta 2025. El informe estima que la cantidad de RSU generados aumentará de los actuales 1.300 millones de toneladas anuales a 2.200 millones de toneladas, y que la mayoría del aumento se producirá en las ciudades en rápido crecimiento de los países en desarrollo. Como consecuencia, el coste anual de la gestión de residuos sólidos aumentará de los 205.000 millones de dólares actuales a 375.000 millones, y que el mayor aumento de este gasto se registrará en las ciudades de los países en vías de desarrollo.

lunes, 11 de junio de 2012

El reciclaje de neumáticos en 2011 ahorró 218 millones de litros de petróleo


El Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Fuera de Uso, TNU, que agrupa a los principales importadores y fabricantes del país, ha reciclado más de 51.800 toneladas de neumáticos durante 2011 en España, lo que ha evitado la emisión de 500.000 toneladas de CO2 a la atmósfera y el ahorro de 218 millones de litros de petróleo, aproximadamente.

En total se han gestionado más de 7 millones de neumáticos usados, lo que ha supuesto para TNU un aumento del 4% sobre su responsabilidad de residuos declarados. 

viernes, 8 de junio de 2012

Las bolsas de papel que se utilizan en España almacenan 78.000 toneladas de CO2


Los 2.050 millones de bolsas de papel con asa y sin asa que se utilizan al año en España contribuyen a la lucha contra el cambio climático almacenando 78.000 toneladas de CO2, según labolsadepapel, campaña que une a fabricantes de papel y de bolsas de papel. La apuesta de los comercios por la bolsa de papel supone así 78.000 toneladas de CO2 menos en la atmósfera, un ahorro equivalente a las emisiones anuales de calefacción y agua caliente de 46.000 hogares.

Los árboles absorben el CO2 de la atmósfera para alimentarse y crecer. De hecho, la fibra de madera, la celulosa con la que se fabrica el papel, es un hidrato de carbono. Y los árboles que se plantan y cultivan en las plantaciones que se utilizan para la fabricación de bolsas de papel, al ser especies de rápido crecimiento como el pino y el eucalipto, son precisamente debido a esa característica los que más CO2 absorben. El eucalipto, por ejemplo, fija anualmente el doble de carbono que el castaño y cinco veces más rápido que la encina.

Estas plantaciones para papel se rejuvenecen además periódicamente con las talas de aprovechamiento y la consiguiente regeneración y replantación. Y son los árboles jóvenes, los que están creciendo, los que más CO2 absorben. Estudios recientes demuestran que una vez que el bosque alcanza su madurez, deja de fijar carbono, por lo que estas plantaciones productivas son una oportunidad medioambiental.

lunes, 23 de abril de 2012

Contaminación atmosférica producida por el tráfico


La contaminación del aire que respiramos se debe en gran parte a los gases y partículas emitidos por el tráfico ya sea en el interior de las ciudades o en los trayectos interurbanos. El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) trabaja en colaboración con otras instituciones y empresas privadas en distintos proyectos como, por ejemplo, el denominado “Creación de un Sistema Multicarril de Detección de las Emisiones y Consumos del Tráfico Circulante”.

La incorporación de importantes novedades tecnológicas en el sector del automóvil ha permitido reducir sustancialmente el consumo de combustible y las emisiones producidas por los nuevos vehículos a nivel individual, sin embargo, la calidad del aire de las áreas urbanas sigue sin mejorar, razón por la que es necesaria la caracterización experimental y precisa de las emisiones.

La contaminación atmosférica se produce por la presencia en el aire de sustancias capaces de inducir efectos negativos sobre el medioambiente y la salud humana. El máximo exponente de esta problemática tiene lugar en las grandes ciudades de los países desarrollados, en donde la emisión a la atmósfera de los productos de combustión procedentes del tráfico de vehículos es la causa principal de la pérdida de calidad del aire. Las mejoras tecnológicas introducidas en motores y combustibles en los últimos años han evitado un verdadero colapso ambiental como consecuencia de la masificación del uso del vehículo privado en las ciudades. No obstante, no hay que olvidar que existen factores externos al vehículo, como las condiciones de la circulación, la señalización, el comportamiento del conductor o la orografía, que también condicionan en gran medida las emisiones que finalmente se producen. 

En el ámbito de la investigación del impacto ambiental del tráfico, el CIEMAT trabaja en colaboración con otras instituciones y empresas privadas en distintos proyectos como, por ejemplo, el denominado “Creación de un Sistema Multicarril de Detección de las Emisiones y Consumos del Tráfico Circulante”. El objetivo de este proyecto es la creación y puesta a punto de un sistema no intrusivo, pensado para ser instalado en vías de alta capacidad, y capaz de medir por medios ópticos las emisiones contaminantes producidas por los vehículos que pasan por delante del punto en donde se encuentre instalado. La tecnología en que se basa este sistema se viene aplicando desde hace tiempo en los Estados Unidos, pero sólo en vías monocarril. Este proyecto pretende conseguir un sistema de detección más versátil, adaptado a la normativa europea, y los datos que proporcione integrados con la información de las bases de datos oficiales (DGT, Ayuntamientos, etc.) permitirán generar resultados de gran valor añadido, haciendo de este sistema un eficaz elemento de gestión y ayuda para lograr una movilidad sostenible en las ciudades. Los gestores públicos podrán utilizar este equipo para recabar información real sobre la que apoyar sus decisiones y llegar a proponer e implementar las medidas correctoras más adecuadas para conseguir un aire más limpio en sus ciudades, pese al intenso tráfico que soportan. 

En este proyecto la Unidad de Emisiones Contaminantes del CIEMAT a través de su Grupo de Emisiones de Vehículos (GEV) ha puesto el conocimiento, la experiencia y los medios técnicos de que dispone para definir e implementar procedimientos de ensayo y análisis adecuados para poder evaluar el rendimiento del sistema de medida objetivo del proyecto. En este sentido, destaca el papel del laboratorio móvil SEAT-Alambra del GEV, un prototipo único en España de vehículo completamente instrumentado, que permite medir en tiempo real la concentración y la masa total de los gases de combustión así como el tamaño y número de las partículas emitidas por su propio tubo de escape durante su circulación normal. Simultáneamente un ordenador va grabando también de manera continua todas las señales eléctricas provenientes del motor que informan de sus condiciones de funcionamiento, del consumo de combustible y del manejo de los controles del vehículo por parte del conductor. 

Una estrategia de trabajo basada en el uso de este laboratorio móvil, no sólo es útil para evaluar el funcionamiento del sistema de medida desarrollado en este proyecto sino que permite investigar sistemáticamente la verdadera influencia de los distintos factores internos y externos al vehículo que repercuten sobre su emisión de gases y partículas. También permite estudiar los ciclos de conducción urbanos, el comportamiento emisor del parque móvil circulante globalmente considerado, estudiar su evolución, establecer balances e inventarios de emisiones y, finalmente, proponer medidas que puedan incidir positivamente en una reducción en la emisión de contaminantes a la atmósfera. 

Esta línea de trabajo del GEV, centrada en la medida y caracterización de las emisiones de nanopartículas y gases producidos por motores de combustión interna alternativos que propulsan vehículos y camiones se viene desarrollando desde hace más de cinco años y tiene una gran proyección futura.
Fuente: Madrimasd.org (23/04/2012)

martes, 13 de marzo de 2012

Siete consejos para reducir nuestra huella de carbono


Reducir la huella de carbono ayuda a combatir el cambio climático, cuidar el medio ambiente y ahorrar dinero

A mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2), mayor impacto en el cambio climático. La huella de carbono nos alerta de este problema medioambiental y sirve para concienciarnos en la toma de medidas para reducirla. Ahorrar energía, asumir una dieta baja en carbono, calcular nuestra huella de carbono, compensar emisiones de CO2, consumir productos con etiquetas de huella de carbono y reducir, reutilizar y reciclar son consejos que nos ayudan a luchar contra el cambio climático, a ser más ecológicos y a ahorrar dinero.

1. Ahorrar energía
La energía es uno de los bienes que más huella de carbono genera: su producción, en buena parte con carbón y petróleo, emite CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI) involucrado en el cambio climático. Consumir menos energía sin mermar la calidad de vida, y de paso ahorrar dinero, es posible conmedidas como combatir el frío o el calor de forma ecológica, tener electrodomésticos de alta eficiencia energética, a poder ser de la clase A+++, desactivar el "stand by" de los aparatos electrónicos, sustituir las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo, instalar un buen aislante térmico en la vivienda, hacer la colada de forma ecológica, etc.

2. Asumir una dieta baja en carbono
La producción de algunos alimentos genera más emisiones de GEI que otros. Seguir una dieta baja en carbono puede ser saludable y contribuir de manera importante a reducir las emisiones. Los más aconsejables son los alimentos locales, que evitan el transporte desde puntos lejanos, el uso de energía y la liberación de GEI. Se deben primar los productos frescos, de temporada, no envasados ni procesados, y reducir en lo posible el consumo de carne. El agua mineral embotellada es una de las peores compras por la gran cantidad de recursos utilizados.

3. Calcular nuestra huella de carbono
En Internet hay diversas calculadoras para conocer nuestras emisiones concretas de CO2. Estas páginas web realizan varias preguntas relacionadas con el consumo de energía o el transporte y, según los datos aportados por el usuario, determinan las emisiones producidas. Las primeras calculadoras de huella de carbono se crearon en los países anglosajones, pero en la actualidad se pueden encontrar varias españolas, como CeroCO2, de la ONG Ecología y Desarrollo; Ekopass, promovida por la empresa Naider, especializada en desarrollo sostenible; Twenergy, de la compañía eléctrica Endesa; o la calculadora de la Fundación Reduce Tu Huella.

4. Compensar emisiones de CO2
Emitir CO2 en las diversas actividades cotidianas es hasta cierto punto inevitable. El Protocolo de Kyoto estableció los "Mecanismos de Desarrollo Limpio" (MDL), un sistema para invertir en proyectos de tecnología limpia en países en desarrollo. Puesto que el cambio climático es un problema global, las emisiones en un lugar se pueden compensar si se reducen en otro. Desde su implantación, diversas iniciativas ayudan a empresas, instituciones y particulares a compensar sus emisiones. Es común que las citadas páginas webs que calculan la huella de carbono propongan proyectos para compensar las emisiones.

5. Consumir productos con etiquetas de huella de carbono
Un producto con etiqueta de huella de carbono (o etiqueta de carbono a secas) indica las emisiones de CO2 generadas en su fabricación, transporte y eliminación. Este sistema puede ayudar a los consumidores a elegir los productos con menos emisiones y a las empresas que lo incorporan, a vender más (la demanda de productos respetuosos con el medio ambiente es cada vez mayor) y gastar menos dinero (para reducir huella, ahorrar energía es una de las acciones principales). En países como Estados Unidos, Reino Unido o Suiza, ya se pueden comprar este tipo de productos. En España, EROSKI ha puesto en marcha la campaña "Reduce tu huella de CO2". La actitud de los consumidores es esencial para reclamar el uso de estas etiquetas.

6. Reducir, reutilizar y reciclar
Las actividades de gestión de residuos originan gases de efecto invernadero que también contribuyen al cambio climático. Aun siendo un porcentaje pequeño en comparación con los grandes emisores de estos gases, hay que tenerlo en cuenta y tomar medidas para su reducción.
El consumidor que asume las tres erres básicas (reducir, reutilizar y reciclar) genera menos emisiones de CO2: utilizar bienes básicos como el agua, la energía o la comida de forma responsable y eficiente, evitar productos con un empaquetado excesivo y de usar y tirar, prolongar la vida útil de los bienes con más de un uso, intercambiar productos o buscarlos de segunda mano y separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje. El consumidor concienciado y activo puede seguir incluso cuatro erres más: reflexionar y ser crítico, rechazar productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables, redistribuir el consumo para disminuir las diferencias entre países ricos y pobres, y reclamar a instituciones y empresas un mayor apoyo al consumo ecológico.
Jornadas como “Residuos y CambioClimático” del próximo 22 de marzo en la Universidad Politécnica de Madrid nos ofrecen la oportunidad de reflexionar y debatir al respecto.

7. Viajar de manera sostenible
El transporte es otro de los grandes emisores de GEI. Lo idóneo sería reemplazar el automóvil privado por la bicicleta, ir a pie o utilizar el transporte público. Si no queda más remedio que usar el vehículo privado, compartirlo con otros usuarios, incluido el garaje, y conducir de forma eficiente reduce también las emisiones.
Fuente: Eroski Consumer.

viernes, 24 de febrero de 2012

Doce Estados miembros de la UE superaron en 2010 alguno de los límites de emisión contaminantes


La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado un informe en el que muestra que doce Estados miembros superaron uno o más de los límites máximos de emisión nacionales y en algunos casos, los límites se excedieron en cantidades significativas. España fue el único país que superó tres de sus cuatro límites de emisión.

En 2010, doce Estados miembros superaron uno o más de los límites de emisión establecidos por los límites máximos de emisión nacionales de la UE, según un informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Estos contaminantes contribuyen a problemas de salud y también puede dar lugar a pérdidas económicas y daños medioambientales. Los datos de la Agencia muestran que muchos Estados miembros no siguieron los límites marcados, por lo que estos países tendrán que hacer mayores esfuerzos para ayudar a reducir la contaminación del aire en Europa. La Comisión Europea adoptó en marzo un plan de trabajo para que la Unión Europea tenga una economía baja en emisiones de carbono y competitiva para 2050.

La directiva de límites máximos de emisión nacionales cubre cuatro principales contaminantes atmosféricos: dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), Compuestos orgánicos volátiles distintos del metano (COVDM) y el amoniaco (NH3). El contaminante que más se superó según los registros fue el óxido de nitrógeno. Un análisis preliminar muestra que once Estados miembros superaron sus respectivos límites máximos de NOx (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, España y Suecia). Seguido de Alemania con dos límites superados, España fue el único Estado miembro que superó tres de sus cuatro límites de emisión en el marco de la directiva. Finlandia superó su límite de amoníaco.

Contribuyendo aproximadamente al 40% del total de la UE de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), el sector del transporte por carretera es uno de los principales factores que contribuyen al gran número de superaciones de NOx. Las reducciones de NOx de este sector en las últimas dos décadas no han sido tan importantes como se había previsto. Esto se debe en parte, a que el sector ha crecido más de lo esperado y también porque los estándares de emisiones de los vehículos no siempre han entregado el nivel previsto de reducción de NOx.
Fuente: Euroalert.net (23/02/2012)

jueves, 16 de febrero de 2012

La vegetación de las áreas urbanas almacena carbono y ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero


La vegetación de las áreas urbanas contribuye de forma importante al almacenamiento de carbono y a la reducción de emisiones, según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Conservación y Ecología de Durrell (DICE) de la Universidad de Kent (Gran Bretaña). El estudio demuestra que la vegetación de las áreas urbanas puede contribuir de forma importante a la absorción de carbono, y que esta podría ser mayor con la plantación y mantenimiento de árboles, ya que en ellos se encuentra la mayoría del carbono acumulado.

Este estudio, publicado por la revista especializada Journal Applied Ecology, es el primero en medir la cantidad de carbono que puede acumular un área urbana en Europa.

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y las áreas urbanas continúan expandiéndose a un ritmo superior a cualquier otro tipo de cambio de uso del terreno; aproximadamente el 4% de la superficie mundial está catalogada como urbanizada.

Los investigadores, mediante el uso de datos extraídos por satélite e información recabada in situ en los parques y jardines locales, estudiaron la vegetación de la ciudad de Leicester, incluyendo jardines particulares, parques públicos, campos de golf, terreno industrial abandonado, márgenes de carreteras y orillas de ríos.

El estudio encontró más de 230.000 toneladas de carbono absorbidas en la vegetación, una cantidad muy superior a las estimadas.

Según la autora del estudio, “los árboles, en especial los grandes, deberían ser protegidos y conservados. La mayoría de los terrenos públicos en todo Leicester son campos de hierba. Solamente con plantar árboles en el 10% de los terrenos lograríamos aumentar el almacén de carbono de la ciudad en un 12%”.

Los datos aportados por el estudio suponen un paso importante hacia el cumplimiento de los objetivos nacionales de reducción de emisiones, que en el caso de Gran Bretaña se sitúan en un 80% para el año 2050 respecto a los niveles de 1990.

Los resultados del estudio demuestran los beneficios potenciales de contar con almacenes de vegetación, localizarlos y gestionarlos correctamente.
Fuente: Ihobe.net (10/02/2012)

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Estado ingresará en 2013 más de 1.500 millones por las subastas de CO2

El segundo Plan Nacional de Asignación (PNA) de derechos de emisión de CO2 acabará en 2012 y con él, el grueso de las asignaciones gratuitas que las empresas afectadas por el Protocolo de Kioto han venido recibiendo (en torno al 90%, según los sectores). El Informe Anual de Crecimiento de la Comisión Europea (CE) que hoy ve el Ecofín, y es la referencia para la revisión de los presupuestos nacionales del próximo año, ya advierte que los Estados contarán con importantes ingresos añadidos en 2013 procedentes del nuevo sistema de subastas de derechos. Éstas las realizará de forma centralizada la UE, excepto para tres países (Alemania, Reino Unido y Polonia) que las harán por su cuenta.

En su conjunto, se subastarán mil millones de títulos en 2013 (cada título es igual a una tonelada de CO2), que equivalen a la mitad de las asignaciones totales y, de los cuales, unos 100 millones corresponden a España. La otra mitad se seguirán otorgando de forma gratuita a sectores en peligro de deslocalización. Otros, como el eléctrico, se incorporarán a las subastas de forma gradual. En el segundo PNA (periodo 2008-2012) a España le han correspondido 150 millones de títulos anuales, de los que apenas se han subastado un 4%.

La directiva que regula estas pujas deja a los Estados libertad para que utilicen como quieran estos ingresos, aunque recomienda que el 50% se destine a políticas de lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, en contribuciones al fondo mundial para el eficiencia energética; en desarrollar energías renovables; en medidas contra la deforestación o en proyectos de captura de carbono.

Así lo recoge también la ley 13/2010 que traspone dicha directiva. Esta norma española señala que "los ingresos de las subastas deberán destinarse a políticas de cambio climático, incluida la cooperación internacional en este ámbito, y en especial en la reducción de emisiones de los sectores difusos", que son los que no están obligados a comprar derechos, como el transporte, la agricultura o el residencial.

Teniendo en cuenta los graves problemas financieros de los países europeos, todo apunta a que los Gobiernos los destinarán a aliviar sus deudas o incentivar sus economías. A la vista de que los expertos prevén que el precio de la tonelada de CO2 para 2013 rondará los 15 euros la tonelada y que subastará 100 millones, el Estado español podría recaudar más de 1.500 millones ese año. Ello sin contar que a partir de 2013 se incluye el sector de la aviación, que deberá adquirir más de 30 millones de derechos. Estos pronósticos se basan en las estimaciones de precio para 2013 de Barclays (15 euros/tonelada) y Société Générale (15,3 euros), que se disparan en años sucesivos, lo que redundará en beneficio de las arcas públicas. Para Barclays, en la tercera fase (2013-2020) el precio medio de la tonelada será de 22 euros y, según Société, alcanzará los 17 euros en 2014 y 18 euros en 2015.

Dinero para las renovables

Con la desaparición del grueso de los derechos gratuitos, la demanda aumentará, lo que hará subir el precio de venta de derechos, que las empresas tendrán que adquirir en las subastas europeas. El incremento de precios y la necesidad de comprar más podría forzar a las empresas a realizar inversiones técnicas para evitar la contaminación.

En el caso español, las grandes compañías eléctricas integradas en Unesa, o el propio PSOE en su programa electoral, han reclamado que parte de los ingresos por CO2 se destinen a pagar las primas de las energías renovables. Estas pesan ya como una losa en la tarifa de acceso a las redes eléctricas, pues suponen más de un tercio de los costes de dicha tarifa (peajes).
Cincodias.com (30/11/2011)