Fue un invento de Europa para abrir la batalla contra el cambio climático. El mercado de derechos de emisión de la Unión Europea que nació en 2003 también está sufriendo la crisis económica y financiera. El precio de la tonelada de dióxido de carbono ha caído en el último año de 20 euros a 6 euros por la reducción de la producción de las industrias más contaminantes y el bajón de la demanda de energía.
La clave de este mercado es, precisamente, que el precio de la tonelada se mantenga entre 20 y 50 euros, tal y como tenía previsto Bruselas cuando lo creó para empujar a la reducción de emisiones contaminantes de las actividades que entonces eran más sucias, como la industria del cemento, la siderurgia o las acerías.
Ahora, de seguir bajando, podría suceder que las empresas ya no necesiten comprar derechos de emisión en el sistema de subastas que arrancará el 1 de enero de 2013 para una parte de las toneladas de CO2. Bruselas encontró en la subasta la salida para que las compañías no vendieran todos sus derechos cuando el mercado empezó a bajar.
En 2007 el precio se desplomó hasta valer apenas dos céntimos de euro. Las empresas habían adquirido esos derechos de forma gratuita. El excedente hundió el precio y prácticamente se regalaban.
Los expertos temen que la caída de 20 euros a 6 euros de este año pueda acentuarse, en un momento en el que se tambalea la decisión de la Unión Europea de aumentar su objetivo de reducción de emisiones del 20% al 30%, como ha venido defendiendo en las distintas cumbres del clima, por la oposición de algunos Estados miembros, como los países del Este e Italia. La falta de consenso interno se ha extendido al resto de socios en las negociaciones internacionales del clima. La UE no ha podido arrastrar en sus grandilocuentes objetivos ni a Estados Unidos ni a China, los dos países del mundo que más contaminan.
La volatilidad de este mercado tampoco le favorece. Solo en la jornada del martes, el precio se deslizó al alza hasta un 30% -desde los 7,48 euros por derecho hasta los 9,75 euros en apenas unas horas-, por el rumor de que en una reunión técnica de la Comisión Europea se planteó retirar del mercado hasta 1.400 millones de toneladas para estimular la cotización. "Cuando parecía que la propuesta de retirar derechos no iba a ser aprobada, el precio volvió a bajar", explican desde un intermediario especializado en el mercado de emisiones. El coste de la tonelada ahora se ha estabilizado en 8,5 euros.
El CO2 se encuentra atrapado entre dos tesis, por un lado, la de aquellos que defienden que este mercado no tendrá sentido una vez que se haya alcanzado el objetivo político de reducción de las emisiones, en un 20% o en un 30%. Otros, sin embargo, consideran que no bastará con que se reduzca la huella de carbono, sino que se debería crear un mercado dinámico y favorecer proyectos de reducción de emisiones contaminantes más a largo plazo.
Mientras el mercado europeo se despierta, otras regiones están emulando el mismo sistema, como Nueva Zelanda o California, pero a estas imitaciones les falta un impulso político fuerte, como el Protocolo de Kioto, que también contempla un mercado de emisiones a nivel de Estados y que funciona en paralelo al comunitario.
Kioto fue de hecho el primer mercado que se creó, pero no es tan transparente con los precios como el europeo. Ahora, que Canadá haya reconocido durante la Cumbre del Clima que se celebró a mediados de mes en Durban que no cumplirá Kioto, deja las señales políticas aún más en entredicho.
La caída del precio de la tonelada de CO2 ya está teniendo efectos reales más allá del mercado, como que las compañías eléctricas estén poniendo en duda la construcción de centrales de almacenamiento y captura de CO2, que prometía ser el proyecto energético limpio estrella de la Comisión Europea, instigadora de esta medida. Parte de la financiación de esas plantas pensaba sufragarse con la subasta de derechos de emisión, pero la caída del precio de la tonelada de dióxido de carbono está dejando en entredicho esta alternativa y varias compañías ya han congelado por el momento la construcción de sus plantas.
Europa podría perder jugosos ingresos si el precio de la tonelada sigue bajando. Se estima que los volúmenes de emisiones a subastar en Europa rondarían los 1.000 millones de toneladas anuales, lo que significa que España recibiría ingresos por valor de 84 millones de toneladas. Con el precio de la tonelada a 10 euros, España ingresaría en sus arcas 84 millones de euros, una cifra que se elevaría hasta 1.680 millones de euros si la tonelada subiera a los 20 euros con los que arrancó este año y el mínimo que Bruselas calculó para que las compañías se animaran a jugar. En 2012, el mercado europeo de carbono supuso casi 120.000 millones de dólares, según cifras del Banco Mundial.
Gigantes empresariales como Shell, Acciona, Alstom o Philips han pedido por carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que retire derechos del mercado porque con precios tan bajos, el mercado no favorece la reducción de emisiones de CO2.
Se están barajando otras opciones aparte de la intervención de Bruselas en el precio de la tonelada de CO2 para que este mercado se reactive, como introducir otros sectores en el comercio de emisiones, siguiendo la inclusión las aerolíneas, que tendrán que pagar por sus emisiones a partir del 1 de enero de 2012. La Unión Europea también podría convertirse en actor del sistema, y entrar a comprar derechos de emisión, como ya se hace a nivel estatal por Kioto.
Fuente: CincoDías.com (22/12/2011)